I CERTAMEN LITERARIO LUIS MARIA DE BORBON
Cadalso de los Vidrios
Primer
premio Relato de mayores….
LA VIDA ES SUEÑO
Una
débil luz atacó sin compasión sus pupilas al abrir los ojos. La cercana
ventana, como un agujero en el tiempo, le trasladó a un paisaje del Greco con
sus amenazantes cielos sobre Toledo,
enmarcado en voluptuosas gasas que derramaban sus curvas con elegancia y
generosidad. Todo estaba en calma, en silencio, atrayendo la voluntad de Lola
hacia un estanque de placentero sosiego. Reconfortada, ajusto el ligero edredón
de plumas alrededor del cuello y trato de alcanzar con su nublada vista más
allá del cristal de la ventana. En el seguro refugio de su cama, protegida por
el cálido abrazo de unas suaves sábanas, todo era más fácil.
El
nuevo día la saludaba invitándola a conectar, mientras que la mayor parte de su
ánimo seguía coqueteando con la almohada. Esa invitación iluminada se mostraba
atrayente y provocativa, como una sirena entonando un canto de amor. Tenía la
nariz helada, al igual que los tejados que adivinaba a lo lejos en la penumbra
de su mente.
“Los
árboles tienen un gesto sumiso y apesadumbrado. Están blanquecinos, como si
durante la noche una comparsa de sureños duendes los hubiesen encalado. Creo
que ha nevado”, pensó Lola.
Sonámbula,
se asoma a la ventana para confirmarlo. Así es. Está todo precioso, a pesar de
que apenas se distingue el níveo manto en la oscuridad. El cielo y la tierra
tienen el mismo color, proyectándose el uno en el otro como si de espejos se
trataran. Ve el contorno de la sierra y el alba reflejarse en las piedras.
“Vaya
día. Debe hacer un frío de la leche ahí afuera. Estaría bien poder darse una
vuelta por la Peña
y subir a lo más alto. Debe ser impresionante la vista. Cuando amanezca se lo
propondré a Toño. Igual con unos arneses y una bañera de plástico… ”, sentenció
con ironía Lola.
Una
valiente sonrisa se apodera de sus labios y su escasa consciencia, mientras sus
ojos se entornan involuntariamente para hacer aún más íntimo ese momento
mágico. Siente el calor del placer que le proporciona el abrazo de Morfeo y ...
“Vamos
Toño”.
La
nieve lo viste todo, tiñendo de un aire intrigante lo que veo. El suelo está tapizado
por una envoltura blanca que desafía la simple realidad. No hay volúmenes, ni
dimensiones. Diríase que estuviéramos en una llanura, como la que atravesara
Don Quijote en sus andanzas. O mejor, en una gélida estepa desafiante de
misterios y aventuras. Solo los hijos de la tierra me permiten saborear la
magnitud del reto.
Árboles
erguidos, grandiosos, orgullosos de saber convivir y dominar a la naturaleza.
Almendros, encinas, higueras, pinos, enebros, olivos, castaños,…imponen su
silueta como prueba de fuerza. Sus ramas acunan con firmeza los trozos de nube
que el cielo ha regalado, doblándose, amansándose ante el peso de sus frutos.
Cantueso,
tomillo, romero, jara, retama, vides,… hermanos menores, me muestran el camino,
indeciso, incierto, ambiguo. Todo se funde y se vuelve cierto a la vez,
animándome a descubrir, a pisar la blanca y enigmática alfombra que se ofrece a
mis pies.
Solo
mis pisadas y el leve aletear de un pajarillo, alteran la imponente estampa.
Una ráfaga de delicado viento me susurra cuentos de bosques encantados que
conceden deseos añorados. Y la ilusión de la meta me acerca, paso a paso,
esfuerzo a esfuerzo, al regazo de la montaña.
Toño
debe estar ya cerca. Espero que no se caiga en ningún agujero. Llamo su
atención y acude a mi encuentro justo cuando descubro la enorme mole pétrea. Es
el último trecho. Se yergue imponente. Amenaza incierta, fortín de vida,
protector de ánimos, guardián de secretos. Pendón natural que muestra el poder
de la madre tierra. Energía, pirámide de vida que cobija y amamanta a sus
hijos. Musgos preñados de agua que se afanan en fundirse con sus pétreos
amigos. Astados líquenes que adornan pomposos a todo el que le preste sustento.
De improviso,
una ventana al cielo deja atravesar un decidido rayo de sol que se abraza con
pasión a las piedras. Grandiosa paleta de ocres, grises, blanco, verdes, azul,
sombras y contraluces que te embarga y reconforta. La Muñana me llama,
embriagándome con su alpina belleza. Su cumbre es el premio. El premio, la
vida.
“Es el
momento. Hoy haré cumbre, seguro. Mirar lejos, llenarme de vida”.
“Buenos
días. Son las ocho de la mañana. Esto es Radio Nacional de España”,
El
despertador sorprendió a Lola tanto como el paisaje que vio a través de la
ventana. Estaba todo blanco, cubierto por unos cuantos centímetros de nieve y
un tímido cielo azul adornaba el bucólico lienzo. El sol, radiante, reflejaba
sus primeros rayos en Lancharrasa, acercándola el calor que necesitaba para
levantarse.
“Que
preciosidad, más de lo que podría soñar. Lo malo es que hoy no podré salir de
casa. Tendré que llamar al trabajo para decir que estoy incomunicada. Día
libre. Estaría bien darse una vuelta por la montaña, con Toño, escalar la Peña para ver lejos y estar
más cerca del cielo. Aunque, la verdad, parece que lo he hecho. He dormido
estupendamente y no me he despertado en toda la noche, pero tengo el cuerpo
como si me hubiera dado un palizón a andar. Hasta creo que se me han hinchado
los gemelos de las piernas”, rio con ganas Lola mientras se desperezaba. “Hoy puede
ser un gran día. Mejor me levanto y hago lo que pueda”.
Lola
apoyó sus brazos en el duro colchón y trabajosamente se incorporó en la cama.
Apartó el ligero edredón de plumas de sus piernas y las agarró por debajo de
las rodillas. Con habilidad, las dirigió hacia el borde y las dejó caer,
inertes, una a una al vacío. Otro supremo esfuerzo le permitió acercar la silla
de ruedas que esperaba al lado de su cama desde la noche anterior y con
inusitado vigor, se lanzó decidida al blando cojín del asiento. Situó en el
reposapiés las insensibles piernas, se echó por encima de los hombros una
coloreada bata de flores y sonriente se dirigió al salón para contemplar, desde
el otro lado de la casa, su querida montaña. Allí la recibió Toño, su fiel
amigo, moviendo el rabo, dichoso por verla y compartir la emoción de estar
vivos.
“Hoy
nos divertiríamos con un trineo, compañero”.
FIN
LA VIDA ES SUEÑO
(con
perdón)
Felipe Cartas Rodríguez
* * * * * * * *
Enhorabuena Felipe..me encanta tu relato.. ahora estoy un poco desconectado del mundo pero ya tomaremos un botellín para celebrarlo.
ResponderEliminarun abrazo..
Enhorabuena Felipe por tu premio y por ser como eres.
ResponderEliminarUn saludo compañero
Roberto
Muy bueno Felipe.un cadalseño como tu te felicita.
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