Hoy es un día especial....
El Día de la
Tierra de celebra cada 22 de abril en todos los países y rincones del
planeta desde el año 1970.
Su gran impulsor fue el senador demócrata
estadounidense Gaylord
Nelson, un adelantado a su tiempo.
Uno de los primeros con traje y corbata
que trabajó para concienciar a la población de la importancia de respetar el
medio ambiente e informar sobre los problemas de sostenibilidad a los que se
enfrentaba el ser humano, entre los que destacaba la superpoblación o la gran
contaminación, un ser humano responsable directo de los grandes males a los que
se enfrenta el planeta azul.
Nelson, en plena resaca del movimiento hippie, promovió en 1970 una
manifestación en la que se demandó la creación de una agencia medioambiental
que velara por la conservación del planeta.
Participaron estudiantes
procedentes de más de dos mil universidades y de diez mil institutos de todo
Estados Unidos a los que se sumaron multitud de comunidades defensoras de la
naturaleza. Ahí está la semilla de El Día de la Tierra. Las
protestas lograron su objetivo y el gobierno estadounidense del republicano Richard Nixon aprobó la
creación de la Environmental Protection Agency
(La Agencia
de Protección Ambiental), una institución que todavía permanece en activo tras
casi medio siglo de vida.
¿Por qué el 22 de abril?
Gaylord Nelson era consciente de que el éxito de su convocatoria para El
Día de la Tierra dependía directamente del calendario de estudios
estadounidense. Apostó por esa época del año porque no coincidía ni con
exámenes ni con un período vacacional, cuando todos los alumnos marchaban
escopetados a sus casas.
Disfrutar de un aire limpio y respirable, un derecho elemental...
Desde la Declaración
Universal de los Derechos Humanos en 1948, cada vez que se viola alguno de
estos códigos de convivencia entre naciones, hay vencedores y
vencidos. Sin embargo, hoy nuestra civilización infringe sistemáticamente
un derecho que, aunque no aparece como tal en el texto, sí lo es para los
seres humanos, la calidad del aire que respiramos. Un atentando a los
ciudadanos que no responde a riqueza, raza o religión. China, una
de las mayores potencias del mundo, afronta un reto mayor que avanzar en las
desigualdades sociales o la falta de libertades, combatir la nube atmosférica
que cubre el país, que deja cada año cerca de un millón de muertes.
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