viernes, 19 de septiembre de 2014

a por higos en Cadalso....

Tiempo de higos


El verano acaba y el otoño empieza con el sabor dulce y sugerente de los higos. Son alimento exquisito, propio de dioses, según la tradición griega y romana, que además se nos ofrecen como un regalo a quienes vivimos en la  España de las higueras... y como no en nuestro querido Cadalso... En los paseos siempre podemos encontrar una higuera generosa y en cualquier descuido puedes descolgar algún que otro higo que seguro te estaba esperando y nadie te dirá nada...(siempre que no vallas con  el cubo).Asi pues desde primeros de septiembre a comer higos al menos en nuestro pueblo.

Las higueras con sus golosos frutos forman parte esencial del paisaje de la zona mediterránea. En muchas comarcas no se comprende un pedazo de terreno, un huerto, sin su higuera. En algunas zonas, como en Baleares, las ramas se sostienen con soportes para extender su copa horizontalmente y servir de cobijo frente al sol a rebaños enteros de ovejas. No sólo su sombra es fresca, sino que el fruto es delicioso y sus propiedades nutritivas y medicinales muy valoradas.
El placer de comer higos recién cogidos del árbol conecta con raíces remotas de nuestro acervo alimenticio. Igualmente son muy valorados cuando se encuentran en el comercio, dada su fragilidad y estacionalidad limitada. El higo fresco es una fruta muy cotizada por su abundancia de vitaminas y minerales. 
Ricos en antioxidantes y calcio
Es rico en betacarotenos que son precursores de la vitamina A, antioxidantes y esenciales para la salud de la vista, de tejidos y mucosas. También tiene una considerable cantidad de vitaminas del grupo B, indispensables para el equilibrio del sistema nervioso. Además aporta vitamina C, que también es antioxidante y actúa sobre el sistema inmunitario. En el higo seco los nutrientes se encuentran todavía más concentrados (a excepción de las vitaminas A y C.  
Entre los minerales destaca por ser la fruta más rica en calcio, bien acompañado de fósforo y magnesio, de forma que se asimila correctamente para el desarrollo y mantenimiento de huesos y dientes. Por esa razón debería formar parte de todos los tratamientos de osteoporosis y fracturas, además de la dieta de las mujeres embarazadas, niños y adolescentes.
Indicaciones terapéuticas
Es asimismo una buena fuente de hierro y ácido fólico, por lo que se recomienda en casos de anemia. Se recomienda su uso para eliminar las arenillas de los riñones por su riqueza en potasio. Otros importantes oligoelementos que aporta en cantidades apreciables son yodo, cinc, cobre, y manganeso. 
El higo es una muy buena fuente de energía y se recomienda en casos de debilidad, inapetencia, astenia y convalecencia, así como para esfuerzos físicos como los deportivos. También es aconsejable para el estrés mental. Recientes estudios han descubierto que posee propiedades anticancerígenas, gracias a una sustancia llamada benzaldehido.
Los higos secos tienen hasta un 10% de fibra y son muy laxantes gracias a sus numerosas semillas. Es tradicional dejar en remojo durante la noche 4 o 5 higos abiertos por la mitad, para tomarlos en ayunas y evitar el estreñimiento. Por ese motivo y por su capacidad diurética no deben ser eliminados de las dietas de adelgazamiento. Solo las personas con diabetes deben consumirlos con prudencia.
Uno de sus usos terapéuticos más arraigados es para calmar la tos, ya que drena y suaviza las vías respiratorias. Se prepara un jarabe cociendo seis o siete higos secos en un cuatro de litro de agua hasta obtener una bebida concentrada que se toma como un jarabe. Incluso se pude elaborar hirviendo 30 gr de hojas en un litro de agua hirviendo y dejándolas en infusión diez minutos. Esta bebida se va tomando a lo largo del día y sirve también para hacer gárgaras.
En uso externo, los higos secos ayudan a madurar abscesos. Se coloca un higo cortado en dos y cocido en agua o leche sobre el absceso o sobre encías afectadas por un flemón.
El uso diario del látex de la higuera sirve para curar verrugas. Este mismo látex se usa para cuajar la leche, que se remueve con el tallo de una hoja recién cortada.
Cómo elegirlos y consumirlos
Los higos se deben recolectar maduros, porque si se cogen verdes no acaban de madurar. Por eso al comprarlos hay que buscarlos frescos, homogéneos de color, pesados al tacto y con el extremo torcido o arrugado. El punto idóneo de sazón se reconoce porque ceden ligeramente al presionarlos y liberan una gota de néctar por su base. Los mejores tienen la piel ligeramente oscura y rugosa, con grietas poco profundas.
Si se comen en abundancia es mejor desechar la piel, porque de lo contrario irrita los labios.
Las brevas son higos que no consiguen madurar en su momento y lo hacen al año siguiente, a principios de verano, como son las primeras en llegar se esperan con gran anhelo.
La conservación de higos y brevas es delicada porque fermentan con facilidad una vez sobrepasada la madurez. Se pueden mantener dos o tres días en una despensa fresca dentro de una cesta o caja de madera protegidos por sus propias hojas o con hojas de laurel. Si se meten en la nevera se usarán recipientes cerrados, para impedir que absorban el olor de otros alimentos y es preferible sacarlos con la suficiente antelación para saborearlos a temperatura ambiente, ya que fríos pierden su aroma y sabor. Al lavarlos se evitará echarles un chorro de agua directamente, por que dañaría su delicada piel. Después se deben secar con cuidado. 
Cuando los higos son frescos la mejor manera de consumirlos es en crudo, como el resto de las frutas, porque así mantienen todas sus propiedades. Por su vivo color y su aspecto permiten preparar originales postres, macedonias, ensaladas y salsas. Combinan muy bien con el yogur, el kéfir y el requesón, de vaca o de cabra, en saludables desayunos y meriendas. También son exquisitos en confituras y mermeladas, aunque en este caso se utilizan un poco más verdes. Desde antaño se han usado como guarnición, frescos o secos, para platos elaborados. 


Los higos secos se obtienen de variedades verdes que se dejan desecar al sol en zonas cálidas. En el proceso los azúcares pasan al exterior, la piel cambia de color y sus nutrientes se concentran.
Son idóneos para formar parte destacada de un desayuno con almendras o nueces, quesos y pan integral. En la elaboración del nutritivo pan de higo se mezclan higos secos partidos en pedazos con uvas frescas y trozos de almendra y avellana. Es excelente para excursiones y tareas de gran actividad, ya que sus nutrientes se complementan en una comida completa, donde el higo aporta carbohidratos, vitaminas y minerales mientras que los frutos secos proporcionan proteínas, ácidos grasos esenciales, vitamina E y más minerales.

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