Todo lo que puede llegar a ser un vino...
El sumiller Ferran Centelles aplica una mirada poliédrica para responder esta pregunta:
Pregunta:
Ferran, ¿qué es para ti el vino? Un abrazo”
¡Vaya! Empezamos bien el año, con una pregunta profunda que
requiere una explicación pausada. Veamos: El vino es complejo y se puede
explicar de diversas formas, según la perspectiva y la mirada poliédrica que se le aplica normalmente.
Empezando por lo más básico, diríamos que el vino es una bebida de
uva fermentada que ha acompañado a las civilizaciones desde hace más de 8.000 años.
Según el arqueólogo estadounidense Patrick E. McGovern, el estudioso
del vino más reputado del planeta, el vino “ha sido parte esencial del
placer de vivir durante décadas, elogiado en muchas culturas por sus
mayores poetas y académicos”. Comparto la idea de McGovern y, a mi
entender, el vino es fuente de placer inagotable, su capacidad de
transmitir la cultura y el sabor de un territorio es apabullante.
El vino es también un producto elaborado por las personas.
Sin la intervención humana no existiría, sin un control de la
fermentación resulta imposible conseguir una bebida placentera. Antonio
Palacios, enólogo de cabecera de este consultorio nos recuerda que “las
personas tuvieron que aprender a controlar el proceso de fermentación
para evitar la decrepitud del vino”.
Sin embargo, aunque desde siempre el vino se ha mezclado con
diferentes hierbas, especias y resinas para hacerlo más duradero y
mejorar su sabor, en la actualidad, la mayoría consideramos al vino como “un líquido elaborado solo con uva”,
y, aunque a la uva se le añaden aditivos o coadyuvantes que ayudan al
buen desarrollo de la fermentación y a mantener los sabores deseados, el
uso de aromatizantes o saborizantes está restringido y limitado a
determinadas excepciones.
Pero, a partir de aquí, el vino toma muchas más formas: Para
un cocinero es un ingrediente clave para elaborar un plato delicioso,
para un científico es una matriz química complejísima, para un inversor
es una apuesta a largo plazo, para un restaurador es parte de su oferta
gastronómica, para un elaborador de vermuts es su ingrediente principal,
para un sacerdote es una herramienta para celebrar la Eucaristía, etc.
En la otra parte de la balanza, hay que recordar que el vino contiene alcohol y, si no se consume con responsabilidad, es una droga adictiva que daña tanto física como psicológicamente.
A nivel personal, –y como a muchos de mis compañeros y compañeras de
profesión les ocurre–, el vino es una miscelánea entre una manera de
ganarse la vida y una afición; la mayoría de personas que se dedican a
él lo hacen por puro entusiasmo...
----------------------
No hay comentarios:
Publicar un comentario