Hoy buscando información de Cadalso encuentro este artículo de Mundo vino de finales del 2012 y como se trata de unos valientes aquí os paso toda la información para que conozcáis un poco su historia...
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Viñedos y bodegas
COMANDO G, UNA 'COOPERATIVA' ORIGINAL Superhéroes de Gredos LUIS GUTIÉRREZ
Dejemos las cosas bien claras desde el principio: Comando G es, junto al
del Equipo Navazos, el proyecto vitivinícola español que más nos ha
excitado en los últimos años. No es que nos gusten los vinos, es que nos
emocionan. Nos gusta el estilo, la frescura, la informalidad, el
descaro y la naturalidad del proyecto, sus vinos, sus etiquetas y sus
integrantes. Una de esas bodegas que puedes recomendar a todo el mundo y
nunca defraudan, y encima ¡que sean de Madrid! Bueno, de Madrid y de
Ávila, que para este cronista (nacido en Ávila y habitante de Madrid) va
ni que al pelo…
Comando Garnacha Comando G era el nombre popular de una serie de dibujos animados japoneses que se emitían en aquellos tiempos en que sólo estaban TVE o la Primera y el UHF, que empezaba a llamarse TVE-2. Por aquel entonces, los años 80, todo el mundo veía lo mismo y todo el mundo conocía, hablaba de, y jugaba a lo que ponían en la tele. Así que las series, y los concursos, el Un, Dos, Tres, Falcon Crest, Dallas, Mazinger Z, Comando G o La Bola de Cristal, marcaron a toda una generación. En la tele el Comando G relataba las aventuras de cinco jóvenes defendiendo a la tierra de las amenazas del espacio exterior ¡Ah! Y por si no se acordaban, la música en la versión española… ¡era de Parchís! En este caso el Comando G es el Comando Garnacha, cuya misión es elaborar el mejor vino de garnacha ¡del mundo! Tres jóvenes amigos, que trabajan en distintas bodegas, y que montaron este proyecto por afición. La familia de Marc Isart se vino hace años desde Cataluña a trabajar en la zona de Madrid. A él le interesaba el vino y se encontró estudiando enología y viticultura cuando conoció a los madrileños Daniel Gómez Jiménez-Landi y Fernando García en el máster de enología de la Universidad Politécnica de Madrid. Corría el año 2005. Daniel había arrancado en Méntrida una bodega con el viñedo, el apellido y la casa familiar. Fernando pondría en marcha el proyecto de Bodega Marañones y Marc llegó a través de Raul Pérez a Bernabeleva. Todos trabajan ya con garnachas de la Sierra de Gredos, y sus vinos y bodegas han dado un empujón grande a la zona. Pero los tres querían hacer algo juntos, un proyecto personal. Fue así como en 2008 nació Comando G. Es un proyecto pequeño, de unas 15.000 a 20.000 botellas al año, centrado en la calidad, ya que la cantidad la dictan los viñedos. Su uva es la garnacha, que contrariamente a la imagen habitual, en sus manos tiene una inusual elegancia, en un estilo no del todo ajeno a la Borgoña, una zona que, como a tantos otros, les inspira. Hablamos de viñas viejas que hay que trabajar bastante, muchas de ellas necesitan una recuperación pues han estado mal cuidadas hasta que llegan a sus manos y empiezan a labrarlas, producen poca cantidad y no son aptas para grandes producciones. Tras mucho intentarlo por fin pudimos cuadrar una fecha en la que todos pudiéramos ir a ver las viñas, probar los vinos y charlar tranquilamente. Y la verdad es que la espera mereció la pena; hicimos una de las visitas más interesantes y diferentes que recordemos jamás. No es que la bodega no sea importante, es que de momento no la tienen (aunque están en ello), y elaboran y crían sus vinos en las instalaciones de Jiménez-Landi, Marañones o Bernabeleva según convenga o sea posible. Así que lo único que podíamos hacer era ir al viñedo. Para ello fuimos visitando cada uno de los pueblos, viendo el paisaje, las características de la viña, del terreno… Habían llevado una mesita plegable, una caja de copas, una neverita para el vino (era junio y pegaba bien) y en cada uno de ellos la montaban para catar el vino correspondiente. Vimos el paisaje y cómo se transmitía en la copa. Disfrutamos las características e idiosincrasias de cada viñedo. Si en uno nos encontramos con el que ara la viña con su caballo y compartimos el almuerzo de un trozo de pan y chorizo con el jugo de las viñas, a la hora de la comida buscamos la sombra de unos árboles e hicimos un auténtico picnic. No hay mejor manera de entender un vino… Corazón de Gredos, filosofía borgoñona Al igual que en sus proyectos individuales, quieren a dar a conocer la personalidad de cada uno de los pueblos de la Sierra de Gredos, siguiendo una filosofía eminentemente borgoñona. Trabajan en tres pueblos, que producen vinos de características diferentes y que aparecen nombrados en las etiquetas de sus vinos. Cadalso de los Vidrios, de donde elaboran La Bruja Avería, Las Rozas de Puerto Real, cuna de Las Umbrías, ambos en Madrid, y ya en la provincia de Ávila en Navarrevisca, en un viñedo espectacular situado a unos 1.200 metros de altitud del que sacan unas dos barricas de un nuevo vino (1.000 botellas, primera cosecha 2010) que denominan Rumbo al Norte. Decimos "de momento" porque andan siempre a la búsqueda de nuevos viñedos singulares, y de hecho ya están haciendo pruebas con algunas otras viñas y dependiendo de cómo vayan puede que en dos o tres años saquen ya al mercado el vino de alguna de estas parcelas. Eso esperamos, porque lo que pudimos probar estaba de muerte. Pero veamos en detalle… Cadalso de los Vidrios es prácticamente el último municipio de Madrid por el suroeste, limítrofe con las provincias de Toledo y Ávila. Es un pueblo de unos 3.000 habitantes, con cierta importancia histórica en la comarca. Tiene también tradición vinícola, con su cooperativa creada en 1956. El suelo, al igual que ocurre en la práctica totalidad de la zona de Gredos, es de granito, y aquí hay varias canteras dedicadas a su explotación. Tienen viñedo en dos zonas diferentes, una que llaman terrazas, a unos 900 metros de altitud, rodeada de árboles y de monte bajo, media hectárea de viñas muy viejas, de unos 80 años. El suelo tiene bastante arena granítica. Cuando llegamos ya estaba empezando a hacer calor, y estaban terminando de arar con el caballo, pues es algo que comienza muy temprano, antes de que suba la temperatura. En los barrancos, un poco más bajo, a 840 metros –esto de llevar un altímetro en el iPhone ¡es la pera! – hay unas 2 hectáreas de viñas también viejas (por supuesto todo en vaso) aunque un poco menos, y la misma orientación este. Aquí entre la arena se ve más piedra granítica. No es ésta la única zona en la que se utilizan viejos somieres para cerrar las fincas a modo de puerta (o antiguas bañeras para dar de beber al ganado). Algunos de ellos, principalmente los antiguos de verdad, son realmente curiosos, bonitos, e incluso artísticos. Aquí, en este viñedo, hay uno de ésos. Para La Bruja Avería, el vino que representa la juventud, la fruta, la chispa, el desenfado, fermentan y crían las dos fincas por separado y hacen el ensamblaje antes del embotellado. Es un vino directo, fácil de comprender, pero a la vez no es un vino banal. Tiene piedras, frambuesas y flores. Es alegre pero serio, con una textura sedosa. Las fermentaciones y crianzas son en tinas de madera de diferentes tamaños, en general usada, evitando el aporte aromático de la madera, y con levaduras autóctonas. Hacen unas maceraciones suaves (infusión, lo llaman), pues no quieren una fuerte extracción. De este vino hacen ahora más de 10.000 botellas, que representa su volumen más grande. En concreto el 2011, que está ahora mismo en el mercado, eran dos tinos de 3.000 litros, uno de 4.500 y dos barricas. Una primera aproximación a la garnacha de la zona. ¿Y esto de La Bruja Avería? Los tres 'comandantes' nacieron en los 70 y crecieron en los 80 viendo los dibujos de Comando G y La Bola de Cristal, una serie de televisión presentada por Alaska que se convirtió en una especie de culto en la época, escaparate de la transición y la movida madrileña. Si los dibujos japoneses dieron nombre al grupo, La Bruja Avería, uno de los personajes de Los Electroduendes de La Bola de Cristal, lo hizo con su primer vino. Para La Bruja Avería tienen seis etiquetas diferentes todas ellas con la bruja sujetando una copa de vino tinto (¡faltaría más!) de distintos y llamativos colores, así que si se compran una caja de doce, tendrá dos botellas con cada una de las etiquetas. Un toque original. Las Umbrías, sutil y misterioso; Rumbo al Norte, el lado frío Las Rozas de Puerto Real linda con Cadalso de los Vidrios (está a escasos 6 kilómetros), y es el pueblo más occidental de la provincia de Madrid. Se trata de una pequeña población –de apenas 500 habitantes– a casi 900 metros sobre el nivel del mar, que cuenta con poco viñedo. Pero los chicos de Comando G han encontrado en él una viña realmente diferente. Aquí tienen media hectárea de viñedo situado a 1.000 metros de altitud, en una zona de difícil acceso, rodeado por enormes rocas, con árboles, en una zona de luces y sombras. Es curioso que alguien pensara en plantar viña en un sitio así. De ahí el nombre que han elegido para su vino, Las Umbrías. El suelo es granítico con arenas y arcillas en superficie, la orientación del viñedo es hacia el este. Las uvas las vendimian en octubre, y la fermentación es en barricas abiertas de 500 litros, con levaduras autóctonas y maceraciones suaves, y una crianza posterior de un año. La producción es muy limitada, en 2010 sólo dio para unas 1.000 botellas. Las Umbrías es posiblemente el más misterioso, frágil y enigmático de sus vinos. Siempre con muy poco color, sutil y elegante, con una gran acidez en la boca, con una nota aguda de fresa ácida. Es un vino de añada fría, de momento sólo lo han sacado en 2008 y 2010. En la añada 2009, que fue mucho más cálida, finalmente decidieron no sacarlo al mercado, porque realmente no era del perfil. Navarrevisca está al sureste de la provincia de Ávila, a unos 39 kilómetros de su capital. Es un pequeño pueblo de montaña, situado a 1140 metros de altitud, y tiene 329 habitantes según el censo de 2011. Aquí el clima en invierno es muy duro, con mucho frío, hielo y nieve. Aunque esté cerca de Las Rozas de Puerto Real y de Cadalso de los Vidrios en línea recta, para llegar allí hace falta dar un buen rodeo, ir a El Tiemblo, pasar el pantano de El Burguillo, y continuar por Navaluenga y Burgohondo. La hora de coche larga no te la quita nadie. Los inviernos son fríos y en verano los días son cálidos, pero por la noche refresca mucho, y hay cierta brisa, lo que propicia unas maduraciones lentas de las uvas con un buen equilibrio entre azúcar y acidez. Por eso los vinos son frescos a pesar de un grado alcohólico elevado, 14,5% es habitual, que no se deja notar. Aquí han encontrado un viñedo realmente único, a 1.200 metros sobre el nivel del mar, una ladera llena de imponentes rocas de granito y un viñedo viejo esparcido por los huecos entre las rocas que totaliza poco más de 0,3 hectáreas con orientación norte, que vendimian tardísimo por la dificultad en alcanzar la madurez en un paraje frío y solitario, un viñedo aislado, casi perdido, rodeado de árboles, y que da un vino eléctrico, fino y elegante que han apodado Rumbo al Norte. Dada su localización geográfica, administrativamente este es un Vino de la Tierra de Castilla-León. En todo lo demás es un vino de la Sierra de Gredos, como el resto. En su debut en 2010, de uvas vendimiadas el 20 de octubre, es pálido de color cereza, con una explosión de flores en la nariz, muy elegante, y una combinación de frutos rojos y hierbas mediterráneas, con una nota muy clara de naranja sanguina. En la boca es ligero pero a la vez tiene peso, es crujiente, con una columna vertebral ácida, sabroso, casi salino y con recuerdos de esas piedras de granito cuando les llueve encima. Un vino emocionante, pura elegancia, un vino ejemplar. De alguna manera nos hace pensar en Musigny… La producción ronda también las 1.000 botellas y comparte estilo de etiqueta Las Umbrías, ambos llevan unas ilustraciones muy simpáticas de Ágata Gil. En Las Umbrías aparecen ellos (aunque no lo parezca) y la señorita garnacha, y en Rumbo al Norte un señor navegando en un barquito de papel entre un mar de viñas. Lástima de lo limitado de la producción y de los altos precios de estos dos vinos, porque son realmente excepcionales y merecen ser probados, conocidos y reconocidos. Recapitulando desde el principio, estas son las añadas de producción de cada uno de sus vinos. 2008 la añada inaugural, fue un año fresco en la zona de Gredos, e hicieron dos vinos: La Bruja Avería, aunque era diferente al que ahora conocemos, de viñedos en Cenicientos, y se vendió prácticamente a amigos, y Las Umbrías. Sin embargo 2009 fue mucho más cálido y problemático y al final sólo sacaron al mercado La Bruja Avería. Por suerte 2010 fue la añada con la que estaban soñando: fresca pero madura, con acidez y equilibrio, conjugando potencia y elegancia. Con esta cosecha debuta Rumbo al Norte, y sacan también Las Umbrías y La Bruja Avería. Posiblemente fue con éste último con el que en el verano de 2010 se desató la locura por Comando G, y las botellas desaparecían de las estanterías a gran velocidad. El hombre bala… ¡y La mujer cañón! Desde el año 2010 colaboran también con el proyecto Uvas Felices del comerciante barcelonés Quim Vila (Vila Viniteca) para quien elaboran dos tintos, como los suyos de garnacha de viñas viejas. El Hombre Bala (20.000 botellas) y La Mujer Cañón (2.000 botellas). Para éstos utilizan otras viñas, en Cenicientos, en Las Rozas de Puerto Real y en Cadalso de los Vidrios donde también tuvimos oportunidad de ver el viñedo El Chorrillo, donde tienen 4 hectáreas de viña muy vieja, una impresionante ladera de cepas de gruesos troncos, algunas partes son centenarias, y hay incluso 0,3 hectáreas de cariñena. Son vinos hechos a medida, al gusto de Vila, con un perfil un poco diferente a los vinos propios. Viendo el paisaje probamos el vino, que tiene reminiscencias de las plantas y las flores que vemos, aunque en su añada inicial 2010 la mitad de la producción se crió en barricas nuevas, proporción que empieza a bajar a partir de 2011. No se pierdan tampoco la espectacular etiqueta del ilustrador Jordi Lafebre que muestra… ¡un hombre bala en pleno ascenso! La Mujer Cañón es una selección más limitada que sale al mercado en estos días. Garnacha vieja –of course!- de Cadalso, de una parcela a unos 900 metros, en una zona muy fresca y húmeda, llena de castaños, 100% uva entera, fermentado en tino de madera, maceraciones de 40 días y criado en barricas de 500 litros en una mezcla de madera nueva y usada. Esto es el Comando G, en la Sierra de Gredos, a caballo entre Madrid y Ávila. Vinos de marcada personalidad, tradicionales y a la vez modernos, con poco color, poca madera, bastante acidez, textura fluida, taninos finos, persistentes, elegantes y excepcionales, que difícilmente le dejarán indiferente. Si no los han probado ya, les instamos a que lo hagan. Los hacen unos jóvenes… ¡que tratan de defender la tierra de las amenazas del espacio exterior! Comando G… ¡siempre alerta está!
Enhorabuena por vuestros vinos y gracias por la recuperación de tradiciones en Cadalso....
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Tengo la suerte de conoceros en persona y catar vuestros vinos en la bodega de Miguelito y me dejaron un paladar de lujo...Gracias por ayudar a recuperar la tradición vinícola de Cadalso.
ResponderEliminarun saludo