Desde Cadalso lo tenemos muy cerca para pasar un día en la naturaleza del Valle...
Preferiblemente en verano para bañarte en sus piscinas naturales, pero la primavera, los cerezos en flor o en otoño esta precioso el Valle....
Regado por el río que da nombre a la comarca, el Valle del Jerte esconde maravillas que, pese a competir en belleza con los cerezos en flor, se mantienen eclipsadas por la fiesta primaveral que pinta de blanco sus montes durante unos días. Precisamente porque no solo con cerezas se embellece el valle, revelamos –a través de una selección de sus mejores cascadas y gargantas– el segundo nombre de la región: el Valle del Agua.
Preferiblemente en verano para bañarte en sus piscinas naturales, pero la primavera, los cerezos en flor o en otoño esta precioso el Valle....
Regado por el río que da nombre a la comarca, el Valle del Jerte esconde maravillas que, pese a competir en belleza con los cerezos en flor, se mantienen eclipsadas por la fiesta primaveral que pinta de blanco sus montes durante unos días. Precisamente porque no solo con cerezas se embellece el valle, revelamos –a través de una selección de sus mejores cascadas y gargantas– el segundo nombre de la región: el Valle del Agua.
Como
la oferta de cascadas en el Valle del Jerte es amplia, decidir la ruta
resulta más sencillo que estudiar cómo y cuándo. Proponemos un
itinerario que atraviesa el valle desde Piornal hasta la localidad de
Jerte, pasando por una selección de los puntos de agua más destacados.
Antes de emprender el viaje, es importante meter las botas de montaña y el bañador en la maleta.
Las primeras, por si se quiere disfrutar de los saltos más
impresionantes, aunque también hay opciones para los que descartan
recorrer los caminos; y el segundo, para los valientes que deseen
combatir el calor en las pozas que forma el agua helada de las montañas.
Llegando desde Ávila o desde Plasencia,
la carretera nacional N-110 conecta algunos de los pueblos de la
comarca; otros, sin embargo, hay que buscarlos recorriendo caminos
rurales que serpentean osados entre los montes de Tras la Sierra, por un
lado, y la Sierra de Tormantos, por el otro. El viajero se adentra de
repente en un bosque dominado por los cerezos,
pero también por robles, fresnos, sauces, encinas y castaños, entre
otros muchos árboles. Y es esta floresta –por la que discurren
gargantas, arroyos y fuentes que alimentan al río Jerte– el lugar
perfecto para explorar los saltos de agua más caudalosos y altos de la
región.
Una vez en la comarca, hay que
tener en cuenta el momento del viaje. "La mejor época para visitar las
cascadas es el otoño, el invierno y la primavera, porque luego en verano
el caudal baja y algunas se quedan casi sin agua –como es el caso de la
Cascada de la Desesperá o la del Manto de la Virgen–", según informa
Esperanza Izquierdo, técnico de la Oficina Comarcal de Turismo.
Entre
la localidad de Valdastillas, donde las mujeres todavía conservan la
costumbre de sacar la silla a la puerta para conversar con las vecinas, y
el pueblo de Cabrero, la Cascada de Marta ofrece a sus visitantes otra
perspectiva de su caída, ya que su pasarela está colocada para ser vista
desde arriba. Desde ahí, es fácil secundar la advertencia de la Oficina
de Turismo: "No apto para quienes sufren vértigo".
Subiendo a Las Nogaleras
En
la zona, existen dos travesías siguiendo el curso de dos gargantas que
ofrecen varios saltos a lo largo de su recorrido: la de La Puria y la de
Las Nogaleras. Las dos cuentan con una versión corta y otra extensa de
la caminata. Si se carece de tiempo y uno se ve obligado a elegir un
recorrido, Las Nogaleras sería la elección correcta, ya que por algo
también recibe el nombre de la Ruta de las Cascadas. En esta excursión,
si el visitante lo desea, pueden concurrir senderismo, baño,
barranquismo y recesos en plena naturaleza con el agua como auténtica
protagonista.
En
la localidad de Navaconcejo existe un aparcamiento habilitado para los
visitantes que se acercan a Las Nogaleras. El recorrido largo –de unos
seis kilómetros– permite disfrutar de siete cascadas;
el corto, de cuatro kilómetros, abarca cuatro saltos, que tampoco está
nada mal, especialmente si se realiza con niños o personas mayores, para
los que puede resultar más difícil hacer frente al último tramo. La
subida, que sigue el curso del agua a través de la montaña, es empinada;
a ratos, pedregosa y a ratos, terrosa. Y pese a que los desniveles más
pronunciados están bien señalizados con barandillas de madera o cuerda,
la ladera resulta en algunas partes vertiginosa.
Sin embargo, las familias con niños son una constante a lo largo de Las Nogaleras.
Puede deberse en gran parte a que casi todo el trayecto se hace bajo la
bóveda que han ido formando las copas de los árboles que envuelven el
camino y la existencia de fuentes naturales durante el ascenso. Pero lo
más probable es que, una vez alcanzada la primera parada del camino –una
cascada de varios metros de altura que cae blanca y casi vertical sobre
la roca pulida de granito–, cualquiera se anime a continuar
descubriendo cómo el torrente adopta formas imposibles para brincar
encajado sobre las piedras o cómo se calma de repente en una poza
cristalina para invitar a nadar al que sueñe con un descanso, como
ocurre en el Charco del Paraíso, segunda parada en la Garganta de Las
Nogaleras, donde en verano los que la visitan aprovechan para
refrescarse.
Otros
excursionistas solo suben la sierra ondulante para desafiar algunos
saltos de agua haciendo barranquismo. En la región se puede realizar
este deporte de aventura en los barrancos de otras dos gargantas: Los Hoyos y Los Papúos. La
bajada de Las Nogaleras puede hacerse por un camino alternativo: una
pista medio asfaltada que resulta más cómoda y con las vistas de las
colinas inundadas de cerezos y, al fondo, la Sierra de Gredos con sus
picos nevados. Avanzada la primavera, la lavanda, el brezo o la retama
estallan en el paisaje del monte impidiendo que el valle se lamente por
la desaparición de las efímeras flores del cerezo.
Un chapuzón en el infierno
Dejando atrás Navaconcejo, ubicada entre Cabezuela del Valle y Jerte se encuentra la joya de la corona del Valle del Agua: la Reserva Natural de la Garganta de los Infiernos.
Tanto si uno desea seguir viendo cataratas como buscar un lugar
propicio para el baño, pasear entre bosques o disfrutar de un entorno
natural en la sierra, hay infinidad de rutas que pueden realizarse en
este espacio protegido.
Sin
embargo, una de las más populares por su impresionante belleza y por la
promesa de un chapuzón al final del trayecto es la de Los Pilones,
una imponente sucesión de trece piscinas naturales formadas en el
granito. Para llegar hasta esta formación natural, que también recibe el
nombre de Marmitas de Gigante por su disposición y
apariencia, hay que caminar aproximadamente seis kilómetros –ida y
vuelta– en un recorrido de escasa dificultad. Si se visita antes del
verano, desde el mirador que se encuentra en el sendero se puede
disfrutar de otra de las grandes cascadas del valle: el Manto de la
Virgen.
Si aún quedas con ganas de más
agua, hay otras gargantas en la comarca a las que acercarse como Los
Buitres, De San Pedro, De Marta, Las Rayuelas, Los Sotillos, Tornadero,
La Serrá, San Martín, entre otras muchas y abundantes piscinas
naturales. Para comer o descansar, los pueblos del Jerte resultan
sabrosos para lo uno y acogedores –con su arquitectura típica– para lo
o
Después
de unos días explorando el Valle del Agua, uno entiende el resumen que
hace Esperanza Izquierdo, técnico de la Oficina de Turismo, sobre el
Jerte: "Cerezos en flor puede haber en muchos sitios pero nosotros
tenemos la ventaja de que nuestros cerezos florecen en un paraíso lleno
de gargantas, ríos y montañas. La desventaja es que media España quiere venir durante los diez días de la floración.
Lo bueno es que poco a poco, el que llega va conociendo el valle y
luego quiere volver para disfrutar de otras muchas cosas, como los ríos o
las piscinas naturales para bañarse en verano o venir en otoño a hacer
senderismo cuando todo esto está precioso"...
Una bonita excursión desde Cadalso
para pasar un gran día...
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