FUENTEGALANA
Admiro a Juan Ramón desde que le conocí estrechamente en el trabajo, fue
compañero mío. Ya entonces -y desde siempre- su pasión eran las cepas,
revelándose como un innovador y un estudioso de su cultivo.
Recuerdo
acompañarle algún día en busca de no sé qué tipo de bravíos por el Madrid de los
Austrias para luego, en su viejo Seat
124 ó 1430, no recuerdo bien, marcharnos a Cadalso mientras me iba explicando cómo creía firmemente en el
regadío de las cepas cadalseñas. Algunos desconfiaban de ello extrañados,
cuando menos, de sus prácticas renovadoras en la materia.
Juan
Ramón tiraba
de un carro que cada vez pesaba menos porque muchos se iban bajando. En cambio
él, en su incansable labor de proselitismo vitivinícola cadalseño, animaba a
subirse al carruaje a tantos que tuvieron en las viñas su principal y, a veces,
único medio de vida. Los tiempos, como las añadas, cambian y las formas de
ganarse la vida con ellos. Pero Juan
Ramón siguió fiel a su amor y a su afición por todo lo relacionado con la vid.
Su entusiasmo siempre
es inquebrantable y contagioso. Sabe transmitir el cariño
por su oficio a todo el que cambia impresiones con él, el cual queda gratamente
impresionado al oírle sus bastos conocimientos (y sentimientos) sobre una materia
tan ancestralmente arraigada en Cadalso
y en España.
Debe sentir ahora una alegría
inmensa al ver como otros muchos, tantos años después de sus inicios, comienzan
a subirse exultantes a ese carro de bueyes -con cangilones metálicos llenos de
uva- y que, desde entonces, sólo dos o tres ocupaban inasequibles al
desaliento. De antes y de ahora le acompañan en Cadalso de los Vidrios (Madrid):
Bodegas Alberto Ayuso, "su"
Bodega Fuentegalana, Bodega Cooperativa Cristo del Humilladero, Bodega
Frontelo, Bodega Los Truchas, Bodega Aumesquet Garrido, Bodega Miguel Santiago,
Bodega Comando G y otras más pequeñas y familiares… Acreedoras, todas
ellas, al mayor de los reconocimientos en esta crianza que se me antoja un arte
de lo más creativo. Su trabajo enamorado merece el éxito emparejado a la
recompensa más entusiasta.
A lo largo del año paso con mi bici
decenas de veces delante de su "Fuentegalana"
y no puedo remediar mirar con una alegría indisimulable ese paraje que ha
convertido en un paradisíaco viñedo, vergel digno de los más sobrios y
celestiales del Dios Baco.
La zona es de un encanto natural, histórico y "cuasi cadalseño", arrebatador. Saborear sus caldos en ese entorno invadido de innumerables y bellos colores, es de por sí un privilegio sólo al alcance de los buenos catadores de vinos y sensibles degustadores de estos paisajes privilegiados.
La zona es de un encanto natural, histórico y "cuasi cadalseño", arrebatador. Saborear sus caldos en ese entorno invadido de innumerables y bellos colores, es de por sí un privilegio sólo al alcance de los buenos catadores de vinos y sensibles degustadores de estos paisajes privilegiados.
Juan Ramón Carrillo es un hombre afable, atento, buen
conversador y que alberga un gran sentido del humor.
Su origen
de cadalseño trabajador, generoso y hospitalario, le delata constantemente.
Servidor, siempre se siente apreciado por este hombre cálido, sonriente y
bueno; fiel reflejo de nuestra querida tierra.
Él es… ¡¡¡como sus vinos!!!
Miguel
MORENO GONZÁLEZ
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