lunes, 18 de abril de 2011

Nuestra cigüeña...

una de nuestras cigüeñas come tranquilamente junto a Prado Cerrado...


La cigüeña blanca es el ave que más ha merecido cuentos, fábulas y leyendas, en los que está representada como "embajadora de la primavera", "talismán de la buena suerte", o "la gran voladora que cruza mares y montañas para llevar niños recién nacidos, colgados en un pañal desde el pico".


Os habréis preguntado alguna vez de dónde ha salido el cuento de la cigüeña que trae a los bebés de París colgando del pico. ¿Por qué algunos padres le echan la culpa a la pobre cigüeña cuando no saben qué contestar a sus hijos? Pues yo también me lo pregunto, por eso lo he averiguado. Es una fábula que procede de Europa central inspirada en el afán que pone la cigüeña en cuidar a sus crías. Parece que esta grácil ave se desvive por su familia, es monógama y prepara el nido durante años con gran dedicación. Vamos, un ejemplo de madre. El amor maternal de estas aves ya impresionaba a los romanos, que las consideraban pájaros sagrados. A su cuidado estaban la protección de la mujer, el matrimonio, el alumbramiento y los recién nacidos. Ocurrió que una vez, una joven pareja estando en su casa, dio a luz un bebé coincidentemente la misma noche que había vuelto la pareja de cigüeñas. Cuando algunos niños preguntaron cuándo había nacido, sus padres contestaban que "lo trajo la cigüeña", de las que esos mismos niños celebraban su regreso. Así corrió la versión que "lo trajo la cigüeña", "vino con la cigüeña" o "la cigüeña lo trajo desde París".


Esta costumbre se extendió al poco tiempo para todos los recién nacidos.


El escritor español Joaquín Alvarez Quinterno decía que en los primeros años de su vida solía creer que era francés porque había escuchado decir que a los niños los trae la cigüeña desde París, es por esta razón que se la considera "El ave de la buena suerte" o un "símbolo de la suerte".

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