Tengo unos estupendos vecinos que son naturales de Garganta la Olla (Cáceres) y como cada año , acaban de traerme una caja de cerezas de la zona porque aunque se encuentra entre los famosos pueblos de la zona de la Vera parece que lo tenemos tan cerca del Valle del Jerte y sus famosos cerezos y también de nuestro querido Valle del Tietar.., en cualquier caso estamos a tiro de piedra para madrugar un día desde Cadalso y hacer un recorrido por este bonito municipio y sus encantadores pueblos que conforman la Comarca de la Vera y
por eso os paso este artículo titulado Caricias de Gredos...
La comarca de la Vera (Sierra de Gredos)
La comarca de La Vera, en el nordeste
de Cáceres, está perfectamente delimitada al norte por la muralla
granítica de la sierra de Gredos y al sur por el errante río Tiétar.
Personalidad única
La C-501 es, junto con el curso del río Tiétar, la arteria vital por donde corre la riqueza de la comarca. Y por ella habrá que ir para entrar y recorrer su alargada y abrupta geografía, fácil de seguir, pues sólo hay que dejarse llevar por los carteles de los pueblos, mayoritariamente apellidados de la Vera. Administrativamente hablando, la comarca comienza a oriente en Madrigal de la Vera, primera villa extremeña por este lado. Pero la Vera comienza más al este, aún en tierras de Ávila, concretamente en el pueblo de Candeleda. El paisaje, la cultura, el acento, incluso la forma de ganarse la vida y de comer, son mucho más tolerantes y funcionales que las decisiones políticas, y ya en Candeleda se encuentran muchos de los elementos que forman la personalidad verata (excepto, quizás, la arquitectura tradicional, sacrificada en este pueblo en aras del turismo estacional).
A partir de aquí comienzan a precipitarse desde la sierra, a mano derecha en el sentido de la marcha, las gargantas, que así se llaman en la comarca a los ríos que bajan directamente de Gredos, con sus característicos lechos de grandes cantos rodado: de Santa María, de Alardos, Gualtamino... a tramos regulares las abruptas gargantas recuerdan la fiereza del deshielo que en años de nieve supera los puentes tendidos. El suelo montaraz, donde no está despejado o cubierto de retamas, entre las que asoman delatores los grandes peñascos de granito, se cubre a rodales por pinares de repoblación, y sobre todo, del tradicional rebollar.
De tramo en tramo, aparecen aislados bosquetes de castaños, otrora más abundantes, y algunas moreras que recuerdan el boyante negocio de cría de gusanos de seda que hubo en algunos pueblos de la comarca hasta el siglo XVIII. Y a izquierda, como si la carretera tajara dos paisajes radicalmente distintos, la feraz llanura fluvial dedicada mayoritariamente al cultivo del tabaco y del pimiento pimentero, los dos puntales económicos de La Vera (y también paisajísticos, tanto por los colores que aportan como por los secaderos –edificios de ladrillo donde se seca el tabaco– que salpican aquí y allá los campos), pero con sitio para las huertas familiares donde todo crece con rapidez gracias a la fecundidad del suelo verato y de la siempre presente agua que corre por él.
Fieles a la tradición
A tenor de los castros celtas, los puentes medievales (tenidos aquí por romanos), las calzadas romanas (esas sí), los palacios y edificios señoriales, los castillos y las iglesias que hay por doquier, la pujanza de la comarca no es cosa de este siglo, si bien, a ella contribuyera en gran medida la introducción en 1912 del tabaco como cultivo experimental, un intento que a la larga ha monopolizado la mayor parte de las fértiles tierras del llano, con los evidentes riesgos que los monocultivos conllevan. Resulta curioso que el pimiento, el otro cultivo rey de la comarca introducido en el siglo XV, también sea de origen americano. Como curiosa es la historia del pimentón, descubierto como especia de forma accidental en el siglo XVIII, y hoy imprescindible en las cocinas españolas.
El retiro del emperador
Los pueblos de la comarca han tenido el acierto de acomodarse a los nuevos tiempos sin perder su personalidad ni competir con el paisaje que las rodea. Los veratos tratan con mimo sus tradiciones (de ello dan fe sus festejos) y sus casas, haciendo que el turismo urbano sea inexcusable para el viajero que se acerca hasta aquí. Son pueblos que, como decía un viajero, «sólo pueden caminarse», es decir, dejando el coche fuera. Es especialmente recomendable visitar estos pueblos a comienzos de la primavera, cuando florecen (o más bien explotan) los cientos de tiestos con geranios y hortensias que adornan los tradicionales balcones de madera corridos. El elevado número de pueblos declarados conjuntos históricos artísticos que hay en la comarca no es gratuito:
Garganta la Olla...
Es difícil, en suma, encontrar en otro lugar de España tanta historia y tanta arquitectura como se condensa en los poco más de 830 km2 de la comarca de La Vera...
Aquí abajo os dejo un artículo referente a la visita de uno de sus pueblos donde además tengo buenos amigos y os recomiendo esta excursión desde Cadalso...
Visitando Garganta la Olla...
Situado al norte de la provincia de Cáceres, en la Comarca de La Vera, Garganta la Olla
es uno de los pueblos más bonitos y mejor conservados de la zona. Su
encanto reside en la mezcla de paisajes y zonas naturales , de historia y
de arquitectura tradicional perfectamente conservada. Precisamente por
estas tres cosas está declarado Conjunto de Interés Histórico-Artístico.
Nosotros
partimos desde Navalmoral de la Mata,pasando por Jaraiz de la Vera. Al
llegar a Garganta la Olla dejamos el coche a la entrada del pueblo para
continuar a pie perdiéndonos por sus rincones.
Lo primero que nos encontramos fue la Ermita del Santísimo Cristo del Humilladero, construida en el s.XVI.
Seguimos avanzando por la Calle Chorrillo en la que pudimos ver la Casa de Postas, utilizada durante la época de Carlos V para alojar a los viajeros y la Casa de las Muñecas,con
su fachada azul. Fue un prostíbulo utilizado por el séquito de Carlos V
cuando se alojaba en Yuste, de ahí que se pintara de un color
diferente, para que se supiera lo que era. Como curiosidad, se llama así
porque en el arco de la puerta hay tallada una muñeca.
Seguimos andando por la calle admirando la arquitectura tan típica de la zona de la Vera y llegamos a la Plaza del Ayuntamiento en la que se puede ver el típico pilón que hay en todos los pueblos de la Comarca de la Vera y la Casa Parroquial.
De aquí seguimos andando hasta que llegamos a unas escaleras que van a dar a la Iglesia Parroquial de San Lorenzo , que data del siglo XVI. Podemos destacar de esta iglesia la torre y el órgano barroco de su interior.
Desde
la Parroquia de San Lorenzo nos pusimos a callejear sin rumbo
descubriendo los rincones de Garganta la Olla y haciendo mil fotografías
hasta que llegamos de nuevo a la plaza del Ayuntamiento y vimos un
cartes de Puente Romano, asi que allí que nos dirigimos. Está a menos de 5 minutos del Ayuntamiento y es un puente romano sobre la Garganta Mayo
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Una vez visto ésto nos dirigimos al coche para ir a la zona de las piletillas y ollas que forma la Garganta Mayor,
un espectáculo de la naturaleza que os va a sorprender si pensáis que
Extremadura es árida y seca. Se puede dejar el coche en los merenderos
que hay y adentrarse un poco en la Garganta para ver todo un despliegue
de vegetación, cascadas de agua, piedras y piscinas naturales.
Mejor os
pongo imágenes...
Después de un agradable paseo volvemos al coche y ponemos rumbo al Monasterio de Yuste y el Cementerio Alemán
de Yuste. Un poquito más alante hay un mirador, en el que está la
estatua de La Serrana de la Vera, en el que hay unas vistas muy bonitas
del pueblo.
Al
llegar al Monasterio de Yuste había muchísima gente y como ya lo
conocíamos, fuimos directamente al Cementerio Alemán de Yuste, en el que
hay soldados alemanes tanto de la I Guerra Mundial como de la II.
Desde Cuacos nos desplazamos a Jarandilla de la Vera
a comer, una muy buena opción para pasar la tarde y volver a casa o
para seguir con el recorrido por la Comarca de la Vera, eso según los
días de los que dispongáis.
¿Qué os ha parecido? ¿Conocíais ésta zona? Yo os recomiendo que la visitéis en cualquier época del año, en cada una de ellas merece la pena...
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Y ahora una leyenda de la zona...
Una extraña monja pasea por Garganta la Olla...
Cuenta la leyenda que un pastor llamado José, se encontraba cuidando de su rebaño en la finca “La Casilla”, cerca de la localidad de Garganta la Olla.
Era una tarde de otoño y como ya sabemos, las nubes
pueden descargar en cualquier momento. José confió en que el cielo de
diera una tregua para regresar a Garganta, pero no tuvo suerte y de
repente comenzó a llover con mucha fuerza, mientras el viento le
empujaba a contracorriente. El pastor, después de
encerrar a las cabras, corrió a refugiarse en la cabaña. Encendió una
lumbre y dejó que la noche y la tempestad pasaran.
Un murmullo del exterior le llamó la atención a José. Abrió la puerta y al fondo, en medio de la oscuridad vio cómo un grupo de monjas
murmuraban entre ellas. Una de ellas se acercó y entró dentro de la
cabaña sin decir nada. José le preguntó a dónde iba y qué quería, pero
la monja no contestaba. Aun así, el pastor la invitó a sentarse y
acercarse a la lumbre para entrar en calor. Su cara estaba cubierta por
una capucha, no podía verle la cara.
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A mi me encantan pueblos come estos. Todo el tiempo que vivimos en Espana, Cadalso me encantaba. Toda la guente muy agradable y amistosa.
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