¡COMIENZA LA TEMPORADA!
En
marzo aún se dejan sentir los últimos fríos del invierno que son parecidos a
los primeros fríos del mes de octubre. En uno y otro mes los atardeceres son
especiales por lo indefinido de la época; el cielo concibe colores y formas
caprichosas que engendran cuadros de gran plasticidad buscando inspirar al
medio que se complementa y conjunta adecuadamente con las tardes de toros.
Arribamos
a la primera corrida de la temporada con indisimulada ilusión y esperanzas forjadas
en un invierno que combinó el frío con la nostalgia y la melancolía. Al
llegar a nuestro tendido, especie de areópago, nos entristece la noticia de la
muerte de "Cheli", nuestro
aristarco y viejo amigo. Por San Isidro, a la salida de la plaza, tomando
cervezas nos relataba faenas magistrales de Joselito "El Gallo". Cuando quería poner mucho énfasis en
la explicación invariablemente movía el brazo derecho de arriba abajo diciendo:
“Bueno... Joselito”; y nosotros:
“¿Qué... “Cheli?”, y él acto seguido
se callaba dejándonos con la miel en los labios. Joselito “El Gallo” y “Cheli” buen cartel ¡vive Dios! para torerías
celestiales.
Ya
en nuestra localidad nos concentramos y abrimos nuestro espíritu de par en par
esperando sea fecundado con esas sensaciones inexplicables que rodean el toreo.
Recorremos con la vista los tendidos de la plaza buscando a nuestros cómplices
anónimos, aquellos que sirven de apoyo a nuestras convicciones cuando quedan
desamparadas y aisladas por la erosión del público de aluvión y orejófilo. No
tenemos remedio. Somos una rara variedad dentro de los aficionados. Raza que va
a la plaza a emocionarse hasta la inconsciencia con el suave aleteo del capote
de Paula en una verónica lenta, de
compás abierto, manos bajas y mentón incrustado en el pecho, abandonándose a la
filigrana poética más bella y hermosa que pueda presenciarse en una plaza de
toros. O esa otra emoción experimentada ante aquellas faenas pausadas,
rítmicas, volátiles y elocuentes creadas desde la distancia al toro y al tiempo
de un bohemio con mechón blanco esculpido sobre su pelo cano, “Antoñete”. O aquella otra que irradia
la guapura del toro de lidia íntegro que unos pícaros pretenden humillar
miserablemente, olvidando que, como decía Balzac,
triunfar sin peligro es triunfar sin
gloria. Todo ello unido o por separado es una bendita utopía que hace que
en unos segundos pasemos de lo vulgar a lo sublime.
Cuando
de tarde en tarde surge la belleza sentimos como si siempre hubiéramos vivido
dentro de esa sensación placentera. Soñamos e imaginamos tantas veces y tan
intensamente esos instantes que a la postre nos resulta difícil discernir
cuando esos momentos son producto de la imaginación y cuando de la realidad, a
tal estado nos conduce nuestra pasión. ¿Llegará de nuevo esta temporada ese
torero cabal que anteponga su corazón a la cabeza, su dignidad a la comodidad,
el desafío a sí mismo al adocenamiento, la creatividad a la vulgaridad...? En
definitiva: ¿Situará la verdad del toreo en su estado más puro para que los
aficionados como nosotros sigamos levitando de placer? Él será nuestro
redentor, nos reafirmará, nos descubrirá nuestra razón de ser como aficionados
utópicos para luego dejarnos solos, soñando -esta vez sí- con la realidad de
gritos espontáneos, corazones reventados de felicidad, lágrimas chorreando
alegría y ese saber, ese percibir que somos humanos columpiándonos en una
ilusión.
Miguel MORENO GONZÁLEZ
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ENTREGA DE TROFEOS TAURINOS
"RACIMO DE ORO"
DIA.- Sabado 22 de Febrero.
LUGAR.- Centro Cultural.
Avda. Francisco Caballero
HORA.- 21:00 Horas.
CADALSO DE LOS VIDRIOS
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Bonito de verdad. Con lo mal visto que está ahora el toreo. Felicidades
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