Una trébede, un fuelle y unas tenazas de cocina. Un puchero, una lechera y una sartén: La casa de la abuela.
Una
cacerola sobre el fogón junto a una lumbre inmensamente roja y gozosa,
encima está la repisa de la chimenea llena de pequeñas sorpresas
extraídas de los roscones las frías y esperanzadas noches de Reyes
y, a la izquierda, según entrabas, un banco de madera donde a media luz
reposaba el abuelo oyendo pasodobles con el transistor pequeño pegado a
la oreja, es: La casa de la abuela. Infinitas
miradas de bondad inolvidables, besos y caricias que acabaron siendo
vitales para ella y tantas partículas de amor emitía que más de una
estrella vive en el cosmos ?como nosotros vivimos aquí abajo- gracias a
su maravilloso influjo.
Una pequeña
bodega con una tinaja mediana y otra chica llenas por fuera de apuntes
con tiza blanca, un desván grande y melancólico con aperos de labranza
bruñidos por el sol cadalseño, una mesa camilla con faldillas marrones y
brasero en el portal, es: La casa de la abuela. Infinitas
miradas de bondad inolvidables, besos y caricias que acabaron siendo
vitales para ella y tantas partículas de amor emitía que más de una
estrella vive en el cosmos ? como nosotros vivimos aquí abajo- gracias a
su maravilloso influjo.
Recuerdos, utensilios, vivencias y amores los recogió su nieta Nieves y los reencarnó en sonrisas y alegrías en: La nueva casa de la abuela. En un rincón hay un mural nocturno de la Peña Muñana
iluminado por una inmensa luna llena que desprende su reflejo hacia una
enlutada muñeca cercana, es una desconsolada alegoría al amor de la
abuela. Nieves hace posible que sigamos pasando por La casa de la abuela como
cuando ella físicamente estaba presente.
En esta nueva casa nos
reunimos las mujeres y los hombres bohemios, románticos y un poco raros
para conocernos mejor a ritmo lento de tragos, afectos y melodías que se
te cuelan sigilosas por las mismas rendijas que se te filtra el amor en
madrugadas de generosa ternura.
Un consejo de amigo: si ves que te
encuentras en la vereda de la desolación, procura, antes de que sea
demasiado tarde, hacer una parada en La casa de la abuela, comprobarás
feliz que habías confundido de manera lamentable la angustia con la
alegría, el desencanto con la felicidad, el llanto con la sonrisa? Cuando dejes La casa de la abuela saldrás con tus
ojos abandonados a la resaca de la ilusión, con unas manchas de
optimismo en el alma y con la certeza de que los buenos corazones siguen
latiendo aunque ya estén rotos. Luisa y su nieta Nieves que hacen posible que la fiesta del amor continúe. No te la pierdas, te ayudará a seguir sintiendo.
Es la magia de la abuela...
Es la magia de la abuela...
Miguel MORENO GONZÁLEZ
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Bonito relato de antaño en homenaje a tu abuela y bonitos recuerdos vividos en La casa de la Abuela (antiguo monigote). Buen trabajo de Carlos A.González. Paquitopirata
ResponderEliminarRecuerdo cuando se abrió en Cadalso aquel famoso garito "el monigote"
ResponderEliminarQue tiempos aquellos.