* * * *
PARA NAVIDADES , LAS DE ANTES...
"¡Jamás
podré olvidar lo que sentía en aquellas fechas navideñas de mi infancia!
Entre garrapiñadas y peladillas, entre turrones y boniatos, en largas mesas familiares con abuelos y tíos a los que ya nunca podré abrazar, porque se fueron, casi sin avisar, en alguno de esos insoportables espacios de tiempo que separan a una Nochebuena de otra"
Entre garrapiñadas y peladillas, entre turrones y boniatos, en largas mesas familiares con abuelos y tíos a los que ya nunca podré abrazar, porque se fueron, casi sin avisar, en alguno de esos insoportables espacios de tiempo que separan a una Nochebuena de otra"
Vale que las de hoy sean todo un fenómeno mundial, un espectáculo de luz
y color, de deseos de paz y amor, de
inteculturalidad y marketing, pero yo también
pagaría , amigo Jorge, por volver a
vivir las simples, locales y austeras
navidades de antes.
Sabía que se acercaba como
al cochino esperaba su matanza. Había que ir a esperar la chelvana que traía a mi hermano con su caja
,todo un lote de cosas sabrosas entre
polvorones, castañas y bebidas raras. Todos los de fuera volvían a casa
por
navidad a los sones del Almendro, lo que a mi me tocaría después,.
Raphael repicaba con su tamborilero y Perales cantaba que ya era
Navidad.
La escuela y la
parroquia montaban el gran belén en la iglesia a lo Paco Martinez Soria . A los
quintos de ese año les tocaba plantar el pino en el centro la plaza y
encaramarse a él pa colgarle unas bombillas pintadas. El arbolico y belén en casa tardaría lo suyo y del papa Noel ni se sabía
ni se esperaba.
Otra
vez ansío que sea la hora para salir a
pedir el aguinaldo, cantando campana sobre campana tocando mis campanilleros
acompañando por la zambomba, pandereta, carraca y castañuelas y cuella de amigos al grito de saca la bota
María para ir a repartirnos cuatro
caramelos, alguna pastica, naranjas o mandarinas.
En la tele sonaba al mundo entero de la coca cola alrededor de un árbol luminoso y veíamos desfilar a las muñecas de
Famosa camino del portal en una general
electrica en blanco y negro que daba los especiales de Navidad y películas entre cortes del Lobo y Antiu Xixona. La radio
ponía su retintín en la lotería y los discos dedicaos de aquellos emigrantes por
Alemania
Tocaban a la puerta sereno, cartero y
guardias a pedir su particular aguinaldo que no sé por qué a ellos si
que les
daban buenas perras. Llegaban las felicitaciones de los parientes
lejanos , cristmas decían que luego entendí que no era otro latinajo.
En
el kiosko revistas y tebeos eran
especiales y hacían saltar mi imaginación al leer cómo se
celebraba la Navidad en otros lugares que yo no entendía: Lo de matar el
pavo, los
urbanos rodeaos de regalos, el mercadillos navideño cargao de cosas
inimaginables...
Parece que veo ahí a mi madre ajetreaica
con los preparativos. moliendo la almendra pal turrón, atesorando azúcar,
coco y harinas, yendo y viniendo al horno. A la caza del calendario y enseñándome
el zaragozano autentico galimatías que por
entonces no entendía que fuera almanaque si no tenía los numericos y aquellas láminas
y retratos todo un arte a mis ojos.
Vacaciones
cortas entre calles vacías por ser época de olivas y helarse uno con
aquella pana, tapabocas, felpa
y calzones largos, gorra de orejeras que
poco podían con tanto carámbano en las
canaleras y corrientes de aire que te dejaban seco en aquellos días de
escarcha
y mucho frío. Con suerte nevaba y allá que nos juntábamos la
chiquillería a guerrear con la nieve y hacer muñecos y bolas que
lanzábamos por las cuestas.
Nochebuena era la gran celebración a base de sidra el gaitero que sólo los ricos bebían
champán, en copas anchas, de esas que ahora se usan para servir postres, De acabar frente a la chimenea toda la familia
reunida y hasta vecinos con los chascarrillos y villancicos de turno acompañadas
de instrumentos variopintos y pelearnos
por comerse el turrón blandico y las nueces con higos. Poner oídos a la interminable
historia del hombre de los 365 días y la
de aquel de tantas orejas y nariz como
quedaban al año. O a aquel cuento
mágico de una pesebre en Judea y 3 reyes magos... Como a las once y media de la noche, acudíamos
a la iglesia helándote de frío pero
enseguida te olvidabas escuchando los villancicos cantados por el coro a la luz de los cirios y la estampa de las
figuras del belén gigante del altar mayor. La tal misa del gallo acababa yendo
a ofrecerle al niño sabrosas pastas y dulces que después todos nos merendábamos
entre parabienes acompañadas con anís y
mistela, A los chiquillos nos dejaban probarlo que por entonces era bueno
pa los huesos y daba buenas ganas de comer como rezaba el anuncio de una famosa
kina.
El fin de año era de juerga y pa los jóvenes. Guateques en casa de alguno o fiesta en tal o cual discoteca. Merecería capítulo aparte.
El fin de año era de juerga y pa los jóvenes. Guateques en casa de alguno o fiesta en tal o cual discoteca. Merecería capítulo aparte.
Los Reyes eran el remate
y sólo para entonces que las tiendas del pueblo se llenaban de juguetes y cosas
maravillosas que nos llevaban a dejarnos, embelesados, los mocos pegados en sus
escaparates. Los reyes venían sí, pero sólo
hasta el tablao preparado en la plaza donde no sé por qué siempre eran los
mismos en recibir regalos mientras los demás nos teníamos que contentar en
esperarlos a que llegaran por la noche a
la casa. Claro que antes había que escribirles una carta .Bien larga que la hacíamos
y bien que les poníamos de comer y beber en el balcón . Y ellos que bien pronto
terminaban : el juego de carpintero o albañil, caballico con carrito de madera,
la cartera de cartón y los lápices alpino. Por fin un juguete de cuerda y hojalata, coches de plástico ...
Y como
siempre te decían que este año los reyes no
tenían mucho dinero, que no podían llevar tantas cosas, que
estaban muy liados y como siempre, te lo creías. Acababas asimilando que
eran los padres así que a la callada te conformabas y dejabas
de no pedirles muchas cosas. Pero es lo que había apostillaba mi madre
Contento de haberme
convertido en el patriarca al que a su casa
se junta la familia en estas fechas tomando el testigo de mis
antecesores no dejo de rebuscar en mis adentros
para estar a la altura de aquellos años. Y vuelvo a la senda de
aquellos recuerdos que enseguida me hacen aflorar sentimientos de sencillez y
ternura, de penurias y sueños. Difícil reto éste , de hacer felices las
navidades en una época de estar hartos de todo y todos así es que reivindico la
de los viejos tiempos al grito de que pa
navidades aquellas y que aquéllas de
antes quisiera imitar.
Francisco
Torralba Lopez
Navidades
del 2014
No hay comentarios:
Publicar un comentario