viernes, 2 de enero de 2015

otra de Navidades con encanto...

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PARA NAVIDADES , LAS DE ANTES... 




"¡Jamás podré olvidar lo que sentía en aquellas fechas navideñas de mi infancia!
 Entre garrapiñadas y peladillas, entre turrones y boniatos, en largas mesas familiares con abuelos y tíos a los que ya nunca podré abrazar, porque se fueron, casi sin avisar, en alguno de esos insoportables espacios de tiempo que separan a una Nochebuena de otra"


           Vale que las de hoy sean todo un fenómeno mundial, un espectáculo de luz y color, de  deseos de paz y amor, de inteculturalidad  y marketing, pero yo también pagaría , amigo Jorge,  por volver a vivir las simples, locales  y austeras navidades de antes.
           Sabía que se acercaba como al cochino esperaba su matanza. Había que ir a  esperar la chelvana  que traía a mi hermano con su caja ,todo un lote de cosas sabrosas entre polvorones, castañas y bebidas raras. Todos los de fuera volvían a casa por navidad  a los sones del Almendro,  lo que a mi me tocaría después,. Raphael  repicaba con su tamborilero  y Perales cantaba que ya era Navidad. 

            La escuela y la parroquia montaban el gran belén en la iglesia a lo Paco Martinez Soria . A los quintos de ese año les tocaba plantar el pino en el centro la plaza y encaramarse a él pa  colgarle unas bombillas pintadas. El arbolico  y belén en casa  tardaría lo suyo y del papa Noel ni se sabía ni se esperaba.

           Otra vez ansío que sea la  hora para salir a pedir el aguinaldo, cantando campana sobre campana tocando mis campanilleros acompañando por la zambomba,  pandereta, carraca y castañuelas y cuella de amigos al grito de saca la bota María para ir  a repartirnos cuatro caramelos, alguna pastica, naranjas o mandarinas.

En la tele sonaba al mundo entero de la coca cola  alrededor de un árbol  luminoso  y veíamos desfilar a las muñecas de Famosa  camino del portal en una general electrica en blanco y negro que daba los especiales de Navidad y películas  entre cortes del Lobo y Antiu Xixona. La radio ponía su  retintín en la lotería  y los discos dedicaos de aquellos emigrantes por Alemania

           Tocaban a la puerta sereno, cartero y guardias a pedir su particular aguinaldo que no sé por qué a ellos si que les daban buenas perras. Llegaban las felicitaciones  de los parientes lejanos , cristmas  decían  que luego entendí que no era otro latinajo. En el kiosko  revistas y tebeos eran especiales  y  hacían saltar mi imaginación al leer cómo se celebraba la Navidad en otros lugares que yo no entendía: Lo de matar el pavo, los urbanos rodeaos de regalos, el mercadillos navideño cargao de cosas inimaginables...



         Parece que veo ahí a mi madre ajetreaica con  los preparativos.  moliendo la almendra pal turrón,  atesorando azúcar, coco y harinas, yendo y viniendo al horno. A la caza del calendario y enseñándome  el zaragozano autentico galimatías que por entonces no entendía que fuera almanaque si no tenía los numericos y aquellas láminas y retratos todo un arte a mis ojos.  

          Vacaciones cortas entre calles vacías por ser época de olivas y  helarse uno con aquella pana, tapabocas, felpa y calzones largos, gorra de orejeras  que  poco podían con tanto carámbano en las canaleras y corrientes de aire que te dejaban seco en aquellos días de escarcha y mucho frío. Con suerte nevaba y allá que nos juntábamos la chiquillería  a guerrear con la nieve  y hacer muñecos y  bolas  que lanzábamos por las cuestas.

           Nochebuena era la gran celebración a base  de sidra el gaitero que sólo los ricos bebían champán, en copas anchas, de esas que ahora se usan para servir postres,  De acabar frente a la chimenea toda la familia  reunida y hasta vecinos  con los chascarrillos y villancicos de turno acompañadas de instrumentos variopintos  y pelearnos por comerse el turrón blandico y las nueces con higos. Poner oídos a la interminable historia del hombre de los 365 días  y la de aquel de tantas orejas y nariz como  quedaban al año. O  a aquel cuento mágico de una pesebre en Judea y 3 reyes magos...  Como a las once y media de la noche, acudíamos a la iglesia  helándote de frío pero enseguida te olvidabas escuchando los villancicos cantados por el coro  a la luz de los cirios y la estampa de las figuras del belén gigante del altar mayor. La tal misa del gallo acababa yendo a ofrecerle al niño sabrosas pastas y dulces que después todos nos merendábamos entre parabienes  acompañadas con anís y mistela, A los chiquillos nos dejaban probarlo que por entonces era bueno pa los huesos y daba buenas ganas de comer como rezaba el anuncio de una famosa kina.

            El fin de año era de juerga y pa los jóvenes. Guateques en casa de alguno o  fiesta en tal o cual discoteca. Merecería capítulo aparte.



          Los Reyes eran el remate y sólo para entonces que las tiendas del pueblo se llenaban de juguetes y cosas maravillosas que nos llevaban a dejarnos, embelesados, los mocos pegados en sus escaparates.  Los reyes venían sí, pero sólo hasta el tablao preparado en la plaza donde no sé por qué siempre eran los mismos en recibir regalos mientras los demás nos teníamos que contentar en esperarlos  a que llegaran por la noche a la casa. Claro que antes había que escribirles una carta .Bien larga que la hacíamos y bien que les poníamos de comer y beber en el balcón . Y ellos que bien pronto terminaban : el juego de carpintero o albañil, caballico con carrito de madera, la cartera de cartón y los lápices alpino. Por fin un  juguete de cuerda  y hojalata, coches de plástico ... 
Y como siempre te decían que este año los reyes  no tenían mucho dinero, que no podían llevar tantas cosas, que estaban muy liados y como siempre, te lo creías.  Acababas asimilando que eran los padres así que a la callada te conformabas  y  dejabas de no pedirles muchas cosas. Pero es lo que había apostillaba mi madre


              Contento de haberme convertido en el patriarca al que a su casa  se junta la familia en estas fechas tomando el testigo de mis antecesores no dejo de rebuscar en mis adentros  para  estar a la altura de  aquellos años. Y vuelvo a la senda de aquellos recuerdos que enseguida me hacen aflorar sentimientos de sencillez y ternura, de penurias y sueños. Difícil reto éste , de hacer felices las navidades en una época de estar hartos de todo y todos así es que reivindico la de los viejos tiempos  al grito de que pa navidades aquellas y que  aquéllas de antes quisiera imitar.
          
Francisco Torralba Lopez
Navidades del 2014

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