El olvidado origen de la tradición navideña del acebo...
La decoración a base de esta planta es un clásico de estas fechas, pero pocos recuerdan por qué.
Por
muy despistado que seas, cuando la Navidad está cerca es imposible no
ver algo que nos lo recuerde prácticamente en cada esquina. El Belén,
las luces en las calles y en los escaparates, los abetos brillantes y
coloridos, Papá Noel y los Reyes Magos atendiendo a los más pequeños... y
por supuesto, la decoración utilizando acebo. Las
características hojas y los frutos rojos de este pequeño árbol aparecen
en adornos de todo tipo y son imágenes que asociamos rápidamente a estas
fechas. ¿A qué se debe esta costumbre? Te sorprenderá saber que la tradición de utilizar acebo en esta época
del año podría ser incluso más antigua que la propia Navidad. Desde hace
muchísimo tiempo, los seres humanos han visto en la planta un símbolo de fertilidad y fortaleza,
admirando su capacidad para mantenerse en esplendor a pesar del frío,
la lluvia y la nieve. Por eso su presencia era frecuente en las fiestas
paganas fijadas en la estación invernal.
Los romanos, por ejemplo,
ya celebraban las Saturnales en la segunda mitad de diciembre. Eran
importantes festividades en honor del dios de la agricultura, días
enteros de grandes banquetes públicos, intercambio de regalos y un
ambiente carnavalesco. Según parece, el acebo tenía ya su cuota de
protagonismo en mitad del jolgorio. Tal como hacen en la actualidad los
más atentos y detallistas, en la Antigua Roma era habitual engalanar los obsequios de las Saturnales con pequeños recortes de Ilex aquifolium.
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