viernes, 29 de marzo de 2019

cartas al blog...





EL ABISMO DE LA PRIMAVERA



     En mi adolescencia los inviernos cadalseños eran duros y heladores. La verde y delicada locomotora de la primavera me sacaba de ese túnel largo y oscuro provocándome un alborozo interior que por entonces no alcanzaba a saborear adecuadamente. Recuerdo en serenas noches primaverales como mi padre me mostraba el claroscuro del cielo y la iluminación de las estrellas, las distinguía al primer golpe de vista por sus formas y su situación allá arriba, jamás por sus nombres, ¡cosas de las gentes del campo! Él me enseñó a mirar todo lo que me rodeaba con un entusiasmo que aún hoy, a veces, recupero emocionado.


 En Cadalso y rodeado de ingenuidad y primavera por todas partes, residía todo lo pequeño y entrañable. Únicamente allí habitaban los pájaros, las plantas, las casas, las personas, los animales e, incluso, las miradas más hermosas. Todo lo que no moraba allí se me antojaba enorme e inaccesible, perteneciente a un mundo distante y desconocido que me producía desazón.

    

 En esta mañana incomparablemente cadalseña, por un resquicio mínimo se cuela un suave y acariciador rayo solar, quiere despertarme con delicadeza yendo a posarse directo en mi pensamiento. Es el heraldo de una existencia nueva que recupera estaciones jóvenes, aquellas de las que percibía sus evoluciones con intensidad en el campo y con satisfacción indescifrable en la mente. Ahora, cuando los años le hacen a uno más reflexivo y observador, reconozco que los cambios estacionales influyen en mí agradablemente. Me hacen disfrutar de aquellos otros momentos bellos que la pujanza juvenil de entonces ocultaba y que revivo envolviéndolos con el grato paladeo de los actuales. Esas duplicadas y encantadoras metamorfosis las siento íntimamente y me traen olores, paisajes, sonidos y experiencias que se renuevan y mezclan con los recuerdos de mis épocas más inolvidables.



     Todo un mundo de sensaciones placenteras se citan conmigo y me convocan a mi cosmos personal. Es una savia nueva que se genera y como tal existencia que comienza sólo trae alegrías que saboreo con renovada fruición. También mi vida comienza otra vez: hago planes, perfilo ilusiones, desempolvo esperanzas y me lanzo al contacto confiado de ese mundo que en muchas ocasiones creo que existe y que en otras me parece que es una configuración mental. Creo que merece la pena intentarlo de nuevo porque lo extraordinario reside precisamente en ese intento. Es un juego de amor y soledad que practico sobre ese puente suspendido que separa los extremos de un abismo; a un lado está la felicidad al otro la melancolía. Es la vida desnuda de cualquiera de nosotros con precipicio y todo...



                                     Miguel MORENO GONZÁLEZ

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