ESPECIE PROTEGIDA
El canto del urogallo se apaga en los Pirineos y el Cantábrico ...
* Las poblaciones en Catalunya se han reducido un 30% en los últimos 10 años.
* Se han extinguido en Galicia y son casi residuales en Navarra y Cantabria.
Cada vez es más difícil escuchar el canto del urogallo en el celo de primavera, cuando los machos se reunen para defender sus territorios y exhibirse ante las hembras.
El urogallo, emblemática ave gallinácea de las montañas subalpinas, muy sensible a las perturbaciones de sus hábitats, ha visto reducidas sus poblaciones en España durante esta la última década hasta el punto de que en Galicia se ha dado por extinguido, en Navarra y Cantabria se considera prácticamente residual y en Catalunya,
donde se concentran los grupos más nutridos, hay ahora entre un 30% y
un 40% menos que hace solo 10 años. En total, posiblemente ya no quedan
ni un millar de ejemplares entre los Pirineos y la Cordillera Cantábrica, los dos territorios peninsulares que les dan cobijo.
La
regresión del urogallo obedece a una multitud de factores entre los que
destaca en primer lugar la alteración de los bosques de alta montaña
que siempre los han acogido, incluso por encima de los 2.000 metros de
altitud. No se trata solo de la conservación de buenas masas de pino negro, pino albar y abeto -hayas en el Cantábrico-, sino de que estén acompañadas de espacios abiertos donde puedan encontrar alimento. «En muchas zonas -explica Nicolás López, especialista del área de conservación de la asociación SEO/BirdLife-, el bosque se está haciendo demasiado denso
debido al abandono rural, mientras que en otras, en cambio, las
actividades silvícolas molestan gravemente a la especie, como la
búsqueda de madera para las plantas de biomasa».
CARRETERAS Y TENDIDOS
A todo ello se suma, prosigue López, la destrucción o fragmentación de hábitats
debido a la construcción de carreteras, caminos y líneas eléctricas (al
margen del problema de las colisiones con tendidos). «Ya no hay
contacto entre las poblaciones pirenaica y cantábrica», lamenta. Los
urogallos están protegidos y ya no se cazan ni siquiera de forma
furtiva, pero la actividad cinegética de décadas pasadas, cuando se
buscaban como trofeo los machos más hermosos, generó un desequilibrio
genético que dejó secuelas, prosigue el miembro de SEO. «Hubo una
especie de selección humana, no natural».
Jordi Canut, especialista del parque natural del Alt Pirineu, donde se conservan las mejores poblaciones de Catalunya, considera que otro problema importante es el excesivo crecimiento de ciervos, corzos, gamos
y otros herbívoros que compiten con los urogallos por los frutos del
bosque, como los arándanos. «Los ungulados están esquilmando sus
hábitats. Interesaría que hubiera algún tipo de depredador», dice Canut.
«Deberían hacerse cacerías de ciervos en esas zonas», añade López.
Los
urogallos son muy sensibles a los ruidos. Si son molestados, en verano
pueden salir corriendo, incluso volando si hace falta, pero en invierno
tienen dificultades para caminar sobre la nieve. «Se agotan, pierden
fuerza, y eso puede influir en su alimentación», avisa Canut. La
presencia cercana de esquiadores (y el exceso de 'boletaires') no es
tampoco beneficiosa. Aunque los cantaderos donde se reúnen en primavera
suelen ser siempre en los mismos lugares, el técnico del Alt Pirineu
explica que los urogallos son muy tímidos y difíciles de ver:
«Observarlos en una auténtica lotería que dura décimas de segundo».
CAMBIO CLIMÁTICO
Las
nuevas condiciones derivadas del cambio climático, con nevadas menos
intensas y temperaturas más cálidas, tampoco le están haciendo un favor
al urogallo y a otras especies de alta montaña, comenta Ricard Casanova, jefe del servicio de Biodiversidad de la Generalitat (Departament de Territori).
Los datos provisionales del censo elaborado este año muestran que
posiblemente quedan ahora en Catalunya unos 380 machos, frente a los 540
de hace una década, lo que su supone una población total de unos
600-700 ejemplares, frente al millar estimado en el 2005.
La
Generalitat ha puesto en marcha en los últimos años diversas iniciativas
para intentar mejorar las poblaciones. En el Alt Urgell, el Pallars
Sobirà, la Cerdanya y el Ripollès, por ejemplo, se ha intentado mejorar
la calidad del bosque con desbroces que favorecen el crecimiento de arándanos,
uno de los alimentos preferidos, y frenan la excesiva presencia de
rododendros. Los resultados parecen esperanzadores, pero son solo el
principio.
UN CENSO GENÉTICO
Elaborar
un censo de urogallos no es nada fácil si se tiene en cuenta el
carácter esquivo de la especie, pero es posible si se ponen medios. Y
sin censos de fiar no se puede determinar el estado real de las
poblaciones. Así que las asociaciones SEO/Birdlife y WWF han hecho un llamamiento a las administraciones competentes (autonómicas y estatal) para que se pongan manos a la obra.
Salvo
en Catalunya, donde periódicamente se realizan análisis, en el conjunto
de España no se crea en censo desde el año 2005 «pese a que la ley
obliga en el caso de especies protegidas como es el urogallo», lamenta
López. «Nosotros proponemos también un censo a partir de restos de
plumas y heces, lo que nos daría una idea de la filiación genética y los
problemas de endogamia», afirma...
Avejandro...
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