En la provincia de Ávila se encuentra el municipio de El Tiemblo. Muy cerca de allí, justo en frente de los famosos Toros de Guisando, en la falda del cerro que da nombre al paraje encontramos el Monasterio de Guisando.
Su historia la veremos resumida a continuación, sus imágenes muestran el lamentable estado en que se encuentra este bello cenobio. Solo lo sólido de sus cimientos hacen que siga en pie. Ahora, condenado al olvido y comido por la maleza necesita para ser visitado una autorización previa. Lamentamos mucho que la comunidad de Castilla y León elabore leyes que prohiben el acceso libre a determinados sitios pero que sin embargo no invierta un céntimo en recuperar o mantener lugares así.
UN POCO DE HISTORIA
El Monasterio de San Jerónimo de Guisando, fundado en 1375, se encuentra ubicado en el cerro de Guisando, muy cerca de los verracos arqueológicos. Su origen está plasmado en una leyenda que narra una aparición de la Virgen a unos monjes en unas cuevas. Se funda en 1375, pero es reformado posteriormente en estilo renacentista. Sobresale el claustro, con dos pisos de arcos rebajados o escarzanos sobre sencillas columnas que junto a la capilla gótica es lo único que se conserva. El templo tiene forma de cruz latina, con cabecera semioctogonal. Cuenta con tres pequeñas naves y un coro. El aparejo es de granito con pilastras toscanas. La cúpula y la bóveda, derruidas, de ladrillo tabicado.
Rodeadas por cuevas naturales se encuentran las ruinas de la Ermita de San Miguel, a las que se accede por una escalera de piedra, cuyos peldaños fueron labrados en la misma roca. La construcción situada a mayor altura es la ermita de San Miguel, debida al segundo Marqués de Villena, Diego López Pacheco.
En 1546 el primitivo monasterio fue pasto de las llamas. Se reconstruyó y amplió en estilo renacentista con algunos recuerdos del gótico. En 1979, el monasterio sufrió un nuevo incendio quedando el edificio muy dañado. La orden de San Jerónimo tradicionalmente ha ocupado un lugar privilegiado con respecto a la familia de los Austrias. De hecho, Felipe II se alojó en varias ocasiones en Guisando hasta que fue construido el monasterio de El Escorial. Además del rey, por sus dependencias pasaron numerosos personajes ilustres.
LA VISITA
Comenzamos la visita ascendiendo desde el aparcamiento de los Toros de Guisando por el sendero que sube hasta el propio Monasterio. En el trayecto disfrutamos de las maravillosas vistas que el paisaje nos brinda. La subida es bastante pronunciada pero como lo hacemos despacio y sin prisa, disfrutando del paisaje no se nos hace complicada.
Al llegar a la berja, la cruzamos y encontramos el Monasterio por su parte posterior. Esa zona corresponde a las viviendas y todas las dependencias del monasterio. Se trata de una fachada porticada, con un bonito porche del que aún se conservan muchos detalles. Junto a él encontramos un claustro del que ya solo quedan restos de las columnas y arcos que allí hubo.
Su historia la veremos resumida a continuación, sus imágenes muestran el lamentable estado en que se encuentra este bello cenobio. Solo lo sólido de sus cimientos hacen que siga en pie. Ahora, condenado al olvido y comido por la maleza necesita para ser visitado una autorización previa. Lamentamos mucho que la comunidad de Castilla y León elabore leyes que prohiben el acceso libre a determinados sitios pero que sin embargo no invierta un céntimo en recuperar o mantener lugares así.
UN POCO DE HISTORIA
El Monasterio de San Jerónimo de Guisando, fundado en 1375, se encuentra ubicado en el cerro de Guisando, muy cerca de los verracos arqueológicos. Su origen está plasmado en una leyenda que narra una aparición de la Virgen a unos monjes en unas cuevas. Se funda en 1375, pero es reformado posteriormente en estilo renacentista. Sobresale el claustro, con dos pisos de arcos rebajados o escarzanos sobre sencillas columnas que junto a la capilla gótica es lo único que se conserva. El templo tiene forma de cruz latina, con cabecera semioctogonal. Cuenta con tres pequeñas naves y un coro. El aparejo es de granito con pilastras toscanas. La cúpula y la bóveda, derruidas, de ladrillo tabicado.
Rodeadas por cuevas naturales se encuentran las ruinas de la Ermita de San Miguel, a las que se accede por una escalera de piedra, cuyos peldaños fueron labrados en la misma roca. La construcción situada a mayor altura es la ermita de San Miguel, debida al segundo Marqués de Villena, Diego López Pacheco.
En 1546 el primitivo monasterio fue pasto de las llamas. Se reconstruyó y amplió en estilo renacentista con algunos recuerdos del gótico. En 1979, el monasterio sufrió un nuevo incendio quedando el edificio muy dañado. La orden de San Jerónimo tradicionalmente ha ocupado un lugar privilegiado con respecto a la familia de los Austrias. De hecho, Felipe II se alojó en varias ocasiones en Guisando hasta que fue construido el monasterio de El Escorial. Además del rey, por sus dependencias pasaron numerosos personajes ilustres.
LA VISITA
Comenzamos la visita ascendiendo desde el aparcamiento de los Toros de Guisando por el sendero que sube hasta el propio Monasterio. En el trayecto disfrutamos de las maravillosas vistas que el paisaje nos brinda. La subida es bastante pronunciada pero como lo hacemos despacio y sin prisa, disfrutando del paisaje no se nos hace complicada.
Al llegar a la berja, la cruzamos y encontramos el Monasterio por su parte posterior. Esa zona corresponde a las viviendas y todas las dependencias del monasterio. Se trata de una fachada porticada, con un bonito porche del que aún se conservan muchos detalles. Junto a él encontramos un claustro del que ya solo quedan restos de las columnas y arcos que allí hubo.
En estas imágenes vemos los restos de lo que allí se conserva; columnas, arcos, etc...
Una
vez visitada esta parte, bordeamos el edificio por su izquierda y nos
encaminamos hacia la parte que alberga la iglesia y el claustro
interior. La cantidad de zarzas y maleza en general hace que caminar por
el sendero sea toda una odisea, puesto que los enganchones son muy
comunes si no se anda con cuidado.
Al doblar la esquina del muro se observa la enorme fachada de la iglesia, que se encuentra comida en parte por la maleza y algunas ramas. Aún así la imagen es espectacular, al igual que es espectacular la altura de la fachada y su gran belleza.
Al doblar la esquina del muro se observa la enorme fachada de la iglesia, que se encuentra comida en parte por la maleza y algunas ramas. Aún así la imagen es espectacular, al igual que es espectacular la altura de la fachada y su gran belleza.
Una
vez visitado el exterior, con la llave que nos han dejado para poder
visitarlo, abrimos la puerta y accedemos al interior de la nave. El
lugar es asombroso, los muros son enormes y nos dejan boquiabiertos,
aunque también crece nuestra indignación al comprobar que algo de tan
grandiosa belleza está olvidado de la mano de diós, nunca mejor dicho.
Es increible que edificios así estén condenados a la ruina y al olvido.
La maleza ha comido casi todas las paredes de la iglesia. Aún así la
belleza aún es perceptible.
Como
se puede observar la cantidad de maleza se "come" casi por completo los
altos muros. Las techumbres caídas dejan ver el cielo.
A
continuación se muestra el detalle de lo que fue el púlpito desde donde
el cura daba la misa. Está excavado en el propio muro y a él se accede
por un angosto pasillo con peldaños.
Una
vez visitada la nave, pasamos al plato fuerte de la visita, el
claustro. Al acceder a él, nuestra boca y nuestros ojos se abren para
maravillarse de la grandiosa belleza de este claustro. La indignación
por haber visto el estado lamentable de la iglesia crece aún mas al ver
que algo tan sumamente bello esté condenado a la ruina con mucha
posibilidad de hundirse por completo en el futuro. Alrededor del
claustro todo es maleza y arbustos muy altos que poco a poco van
comiendose el terreno hasta que un día desaparezca todo por completo.
A pesar del paso del tiempo y de los incendios aún es palpable la gran belleza de este lugar. La tranquilidad del sitio, el silencio del interior lo convierte en un lugar privilegiado.
A pesar del paso del tiempo y de los incendios aún es palpable la gran belleza de este lugar. La tranquilidad del sitio, el silencio del interior lo convierte en un lugar privilegiado.
En
un edificio contiguo encontramos la cocina y las dependencias de los
frailes. Aquí mostramos unas fotos del interior de la cocina que estaba
practicamente ruinoso.
Ya
para concluir el reportaje os dejamos unas imágenes del escudo del
monasterio. Se puede encontrar en algunos lugares grabado. Los verracos
representan la comarca de Guisando.
La
visita se debería haber completado con la subida a la ermita de San
Miguel, pero ha sido imposible el acceso, porque la maleza y las zarzas
han tapado la escalera que da acceso a esta pequeña ermita.
Este es un claro ejemplo de como poco a poco nuestro patrimonio histórico se va viendo cada vez mas reducido. Es lamentable la situación de algunos edificios en nuestro país. Una vez más queremos alzar la voz para criticar esto y esperamos que este reportaje sirva como denuncia para que situaciones así dejen de sucederse. Los Lugares Olvidados intenta contribuir a recuperar estos lugares que poco a poco se van olvidando para siempre.
Este es un claro ejemplo de como poco a poco nuestro patrimonio histórico se va viendo cada vez mas reducido. Es lamentable la situación de algunos edificios en nuestro país. Una vez más queremos alzar la voz para criticar esto y esperamos que este reportaje sirva como denuncia para que situaciones así dejen de sucederse. Los Lugares Olvidados intenta contribuir a recuperar estos lugares que poco a poco se van olvidando para siempre.
Esperamos nuevamente que el reportaje haya sido de vuestro agrado. ¡Saludos!........
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RESUMEN:
Monasterio de San Jerónimo de Guisando
Castilla y León. El Tiemblo (Ávila)
Historia/Descripción:
El Monasterio de San Jerónimo de Guisando,
fundado en 1375, se encuentra ubicado en el cerro de Guisando, muy cerca de los
verracos arqueológicos. En 1546 el primitivo monasterio fue pasto de las
llamas. Se reconstruyó y amplió en estilo renacentista con algunos recuerdos
del gótico. Sobresale el claustro, con dos pisos de arcos rebajados o
escarzanos sobre sencillas columnas que junto a la capilla gótica es lo único
que se conserva. El templo tiene forma de cruz latina, con cabecera
semioctogonal. Cuenta con tres pequeñas naves y un coro. El aparejo es de
granito con pilastras toscanas. La cúpula y la bóveda, derruidas, de ladrillo
tabicado. En 1979, el monasterio sufrió un nuevo incendio quedando el edificio
muy dañado. Por él pasaron reyes como Juan I y Felipe II, santos como Teresa de
Jesús, y nobles como Fernando Álvarez de Toledo, duque de Alba.
Época:
S. XIV-XVI
Propiedad:
Particular
Grado de protección:
Declarado como Sitio Histórico
Estado:
Abandonado y en ruinas. Comido
por la maleza.
Carácter del riesgo:
Progresivo deterioro.
Localización geográfica:
El Tiemblo
El monasterio está en una propiedad privada y es
bastante peligroso debido al su estado ruinoso y a toda la maleza que lo rodea.
Es una auténtica lástima que nadie se encargue de su restauración. Estamos
perdiendo patrimonio artístico de forma continuada.
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Muy interesante aportacion Carlos,por su historia y descripcion del lugar.Siempre senti curiosidad por el monasterio de Guisando.Paquitopirata.
ResponderEliminarBuenos dias: Lo cierto es que no he scoseguido ver las fotos y la que me interesaria es la del escudo.
ResponderEliminarUn saludo
Pantxike Kontreras