sábado, 8 de enero de 2011

El árbol del conocimiento...


EL ARBOL DEL CONOCIMIENTO.
EL HAYA: (Fagus Sylvatica).
Si existe un árbol además del Tejo (Taxus Baccata) que simbolice la magia, la atracción, las leyendas y la amistad con el ser humano desde tiempos inmemoriales ese es el haya.
El nombre se deriva de la denominación romana (fagus) procedente del vocablo griego (phegos) aludiendo a su fruto. El específico (sylvatica) se refiere a la capacidad de formar bosques, selvas.
En un principio se empezaron a coser varias tablillas de hayas unas con otras, lo que dio lugar a una nueva forma de preservar el conocimiento: el Libro. En algunas lenguas la palabra equivalente a libro deriva de la que significa haya. Así, en anglosajón tenemos bok (haya) y bec (libro) en alemán moderno Buche (haya) y buch (libro) y en sueco bok (haya) y bok también
(libro).


Como árbol el haya es impresionante, puede llegar fácilmente a 35, 40 m de altura y su aspecto es distinto dependiendo de si se la encuentra formando bosques o en solitario. En el primer caso las ramas son ascendentes y aparecen más arriba de la mitad del tronco, mientras que en el segundo caso salen hacia la mitad y son horizontales. Se disponen posición horizontal interceptando los rayos solares de esta manera la vegetación a los pies del haya es muy limitada. En una visita a un hayedo, un ingeniero nos explico que el haya poseía propiedades alelopáticas que como recordareis es la producción de ciertas sustancias químicas que inhiben el crecimiento de las plantas que se encuentran a su alrededor. A mí personalmente me coge la duda de si la razón de su poca competencia vegetativa se debe a lo anteriormente expuesto en la limitación al paso de la luz, pero “ojo” esto es sólo opinión mía y no tengo pruebas satisfactorias así cada uno puede sacar su conclusión. La raíz principal es muy potente, las secundarias también son muy fuertes y desarrolla raíces laterales superficiales.


Las hojas de las hayas son de 4 a 9 cm de longitud, ovaladas y un poco aserradas es decir parece que tienen dientecillos como las sierras. Ahora bien lo verdaderamente curioso de sus hojas es que en la parte superior más lustrosa (haz) y a lo largo del nervio principal tienen una fila de finos pelillos que la recorren de punta a punta y cuya función parece ser que es limitar la evaporación. El tronco aparece a menudo sobre todo en ejemplares adultos recubierto de musgos y líquenes lo que le da un aspecto de cuento verdaderamente precioso. El haya es vecera es decir puede dar muchos frutos un año y pocos o ninguno en otros, yo creo que de esta manera se asegura no tener predadores especializados en alimentarse de ella porque no es segura todos los años, y así reproducirse con más garantías (otra opinión mía).

Existe un bosque de hayas en algún lugar de Gran Bretaña (pero no me acuerdo donde lo leí) cuyos individuos han crecido con formas increíblemente caprichosas, retorcidas imposiblemente, tumbadas, con sus troncos en zigzag etc, etc, etc. Volviendo locos a los científicos que no encuentran explicación lógica a este fenómeno, barajándose hipótesis de radioactividad, química del suelo e incluso los más atrevidos se atreven a especular con indicios extraterrestres, (como me gustaría pasar por allí).
En la Península existen varios lugares con hayas centenarias, La Selva de Irati, El Hayedo de Tejera Negra, el de Montejo de la Sierra, sin embargo estas hayas son jóvenes en comparación con el haya de Montigny en Francia a la que se le calculan unos 900 años con un tronco de 8 m de circunferencia.


También el haya se encargó de proporcionarnos calor al hogar y en aquel entonces se encontraban numerosas carboneras por los distintos bosque de estas.


Pasear por un hayedo y revolcarse en sus hojas como hace Juanjo es un placer para el que no encuentro palabras descriptivas.
Johannes Gutenberg inventó la imprenta hacia 1540. Según una curiosa leyenda, se inspiró al ver como una carta que había tallado en corteza de haya dejaba grabado su contenido en el papel en que iba envuelta, y en Westfalia (Alemania del siglo XVIII) se decía que los bebes salían del tronco hueco de un haya en vez de traerlos la cigüeña.

Como hemos podido ver el haya no solamente ha proporcionado al ser humano alimento con sus frutos o calor con su madera, sino también sustento para el intelecto por lo que podemos decir que en el haya convergen la tradición del Árbol de la vida y Árbol del conocimiento.


Un saludo Karras.

3 comentarios:

  1. MUY BUENO EL ARTICULO CARLOS ,ESTA MUY BIEN ELABORADO, YO PASE POR EL HAYEDO DE MONTEJO Y ESO ES UNA GOZADA.

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  2. No me lo digas a mi... pues yo solo lo cuelgo y adorno en el blog, todo el trabajo de la información y elaboración de estos artículos se los curra Karras... el es el autor..

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  3. Estuve una vez en la Selva de Irati; un lugar hermosísimo donde reina el color y el silencio. Pasear bajo sus árboles es como volver al principio de los tiempos, en comunión con la naturaleza, y uno se pregunta qué hace el ser humano encerrado en una cárcel llamada ciudad.

    Te dejo un beso Karrás.

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