El monasterio de Santa María la Real de Valdeiglesias, monasterio de Santa María de Valdeiglesias o simplemente monasterio de Pelayos es un monasterio de España en ruinas situado en la localidad de Pelayos de la Presa, en la Comunidad de Madrid...
Esto decía la prensa en octubre 2017
MARCO NAYA @abc_madrid-
Pelayos de la Presa: el monasterio más antiguo de la región se cae a trozos por la falta de inversión pública…
La Comunidad prometió 1,9 millones para rehabilitarlo en 2011, pero solo se han destinado 347.000 euros para recuperar esta joya del siglo XII
En ruinas y
desconocido por la mayoría de la gente, el Monasterio de Santa María la Real de Valdeiglesias,
el tercero más grande de Madrid, vive su peor momento y ansía la manera de
reflotar y convertirse en un lugar de interés turístico. La falta de
inversiones públicas avanza en paralelo a su estado de ruina. Los 1,9 millones
que prometió la Comunidad de Madrid en 2011 se quedaron
en el olvido y el actual Gobierno regional solo ha destinado 347.000
euros. «Migajas», dicen en el pueblo, para el monasterio
más antiguo de la región, del siglo XII.
La historia más
reciente de este recinto abandonado, situado a apenas 70 kilómetros de la
capital, en Pelayos de la Presa,
tuvo un gran protagonista en el último cuarto del siglo XX. El arquitecto Mariano
García Benito vio un anuncio publicado en las páginas de ABC en
febrero de 1974, en el que se informaba que el monasterio estaba en venta por
12 millones de pesetas. Tras estudiar el complejo, decidió comprarlo y comenzar
a rehabilitarlo.
En la actualidad,
este longevo monasterio sigue mostrando un estado ruinoso en prácticamente toda
su estructura; con muros y tejados que, en su mayor parte, ya son inexistentes.
Esto dota al complejo de una apariencia de dejadez que se camufla entre la
vegetación que lo rodea y deja clara la necesidad de que se invierta dinero en
su cuidado y rehabilitación.
Bien de Interés Cultural
La lucha de
Mariano García por la conservación del conjunto supuso la primera protección
que disfrutó esta histórica edificación. Gracias a su persistencia, en 1983, un
Real Decreto declaró a Santa María la
Real de Valdeiglesias Bien de Interés Cultural (BIC), como
monumento histórico-artístico de carácter nacional. Tras invertir grandes
cantidades de dinero y de esfuerzo, el 2 de diciembre de 2003, el arquitecto donó
esta joya arquitectónica, de forma gratuita, al Ayuntamiento de Pelayos,
con la condición de que posteriormente se creara una fundación para conseguir
sumar fondos y lograr su total recuperación.
Elementos del monasterio: la cabecera románica, la espadaña y la fachada barroca, el claustro gótico y el escudo del Císter - ABC
El resurgimiento
del monasterio vio un atisbo de esperanza en 2011, cuando el Estado y la Comunidad prometieron cerca de dos millones de
euros para recuperar su esplendor, pero esta ilusión no duró mucho. Como
explica Mario Cuéllar, exconcejal de Pelayos de la Presa que persigue su
restauración, después de que se concediese ese presupuesto, el dinero «quedó
pendiente de que la Comunidad de Madrid presentase un proyecto» para
comenzar las obras. A pesar de esto, debido a que entre 2012 y 2014 la
institución regional, ya dirigida por Ignacio
González (PP), no presentó ningún proyecto, esa partida nunca llegó a
ejecutarse y, según el exedil, «se perdió en el olvido». Cuéllar asegura que
«es una pena que ese dinero no se aprovechase, porque es muy necesario para
conservar el monasterio y evitar que siga destruyéndose»; y añade: «Lo necesita
urgentemente».
El actual Gobierno regional, no obstante, ha concedido 347.000 euros para conservar esta joya del siglo XII, pero, para Cuéllar, esta cantidad aún es insuficiente. «Se necesita mucho más dinero para rehabilitarlo»; se deben evitar que «las lluvias y las tormentas provoquen desprendimientos» y conseguir convertirlo en un punto turístico de interés en la Comunidad. Ante esta situación, el exconcejal exige más inversiones y pide un reconocimiento del trabajo del arquitecto que lo rescató del olvido hace ya más de 40 años.
Estilos arquitectónicos
Los nueve siglos
de vida de la edificación le ha permitido juntar en sus salas, según la Fundación Monasterio
de Santa María la Real
de Valdeiglesias, diferentes estilos arquitectónicos: románico,
gótico, renacimiento, barroco y fragmentos de mozárabe. El primero de ellos,
alrededor del que se levanta inicialmente el monasterio, es el románico, pero
en la actualidad solo queda una muestra de este en la iglesia conventual y en
varios restos de muros esparcidos por el edificio.
El Monasterio cuenta con zonas en las que se aprecian
rasgos románicos, góticos, renacentistas y barrocos. También hay indicios de
matices mozárabes
La remodelación
que experimentó entre finales del siglo XV y comienzos del XVI trajo diversas
influencias marcadas por el estilo gótico, visible en la mayor parte de sus
piezas fundamentales. Bóvedas estrelladas con arcos cruceros, terceletes,
ligaduras o nervios combados son algunos de los elementos más destacados del
cambio de estilo, reflejado especialmente en los muros que conforman la nave y
el transepto. En este periodo se hacen reformas que dejan la huella del gótico
en la iglesia, la sacristía, el claustro, la sala capitular y el refectorio,
pero se respeta el estilo románico de la cabecera. También recibirán
influencias góticas el coro alto y la capilla funeraria situada en el
transepto, datadas en el segundo tercio del siglo XVI.
Las obras
realizadas a lo largo del siglo XVI y comienzos del XVII vinieron de la mano de
lo que fue la época dorada del monasterio. Las modificaciones realizadas en
este periodo le dan una apariencia renacentista que oculta gran parte
de la arquitectura medieval. En estas décadas se amplía la superficie
edificada construyendo un claustro nuevo, se añade una planta más a todo el
complejo, se edifican de nuevo el capitolio, la portería, las habitaciones y se
rehacen tres de sus cuatro fachadas cambiando la fisonomía exterior del
edificio por un estilo. También se levantaron la torre campanario y la puerta
de acceso al recinto, todo ello con una factura de aire muy renacentista.
Algunos de los desperfectos se encuentran en cornisas
e imágenes arrancadas o pavimentos levantados.
El cuarto estilo
visible es el barroco, que se persona en la fachada de la Iglesia conventual. De
tipo retablo, con talla en granito de buena factura, la fachada cuenta con dos
aperturas salvadas con arcos adintelados: la puerta de entrada y el balcón,
sobre el que se colocaron tres hornacinas, también de tendencia barroca.
Santa María la Real también cuenta con un
posible estilo mozárabe. Las dudas acerca de esto se establecen en torno a la
denominada Capilla Mozárabe, que presenta una estructura dominada por una
cúpula de gallones de planta octogonal junto a un sistema constructivo global
que recuerda, en ciertos aspectos, a la iglesia mozárabe de Santo Tomás de las
Ollas de Ponferrada, en León. El problema con su identificación surgió en el
invierno de 1992, cuando el desplome de un muro sobre la edificación dejó a la
vista restos de un trampantojo imitando sillería, que siembra de dudas el
posible estilo mozárabe de la capilla.
Auge y caída
El monasterio fue
fundado en 1150 durante el reinado de Alfonso VII de León. La obra permitió a
los monjes benedictinos agrupar los doce eremitorios de este «valle de las
iglesias» y, ya en 1177, el complejo fue incorporado a la Orden del Císter.
El declive del
recinto, con un valor artístico que le permite ser comparable a los de El
Escorial y El
Paular, comenzó en 1835 con la desamortización de Mendizábal
y la marcha de los frailes que lo habitaban. Esto supuso la puesta en marcha de
un proceso que ha llevado al estado ruinoso en el que se encuentra hoy en día.
Los desperfectos
de esta joya del Císter fueron descritos por Mariano García Benito en una
entrevista concedida a ABC en el año 2011: «Tenía cornisas arrancadas,
pavimentos levantados, sillares extraídos, imágenes de piedra arrancadas de sus
hornacinas y la puerta de acceso al recinto monacal desmontada y trasladada».
Por si fuera poco, la fachada de la edificación era expoliado por
decenas de camiones, que lo usaban como cantera de piedra labrada y
los restos arquitectónicos eran ignorados. El arquitecto también explicó que los
habitantes de la localidad se quedaron incrédulos cuando observaron que pasaba
a propiedad privada, ya que, como aseguró en la entrevista, «en el pueblo,
creían que yo también iba allí a tirarlo todo y construir». Pero eso no fue
así.
Ante tal
situación, el Monasterio de Pelayos de la Presa permanece expectante y a la espera de
nuevas medidas que le permitan asomar la cabeza y reformarse para mostrar la
magnitud de la que presumió en el pasado...
Se que se ha estado visitando ultimamente, luego lo habrán restaurado en parte para que ahora acoja la celebración de la primera Feria del Turismo en nuestra Sierra Oeste, de echo ya se ha estado visitando por grupos autorizados de turistas...
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