LUIS MARÍA DE BORBÓN Y VALLABRIGA
Luis María con 6 años,
pintado por Goya
Luis María de Borbón y Vallabriga,
nació, sin rango especial alguno y apellidado Vallabriga de acuerdo con la Pragmática de su tío el rey Carlos III, el 22 de mayo de 1777 en el palacio de Villena (cuyos planos dibujó
en su época Ventura Rodríguez) de Cadalso de los Vidrios, ahora provincia
de Madrid y entonces provincia de Toledo, fue bautizado en la iglesia de Nuestra Sra. de la Asunción por el
cura-párroco Don Francisco Antonio de
Irigoyen. Era nieto de Felipe V e
hijo del infante Luis Antonio de Borbón y de Doña María Teresa de Vallabriga.
A su padre le correspondía la sucesión al trono tras la muerte de su hermano el
rey Carlos III (en su época se impulsó
las fábricas de vidrio cadalseñas, de ahí el apellido de Cadalso) pues el
hijo de éste, el futuro Carlos IV,
había nacido y se había educado fuera de España,
con lo que se colocaba en la línea sucesoria detrás de su padre. Carlos III trató de primar a su hijo y
a sus descendientes, por lo que promulgó la mencionada Pragmática mediante la cual eliminaba de la sucesión a todo infante
que no se casara con persona de sangre real y no admitiendo el matrimonio del
infante con ninguna princesa.
Su padre,
el infante Luis Antonio, muy inclinado a la belleza, primordialmente femenina,
buen vividor y ya con 50 años y ante la perspectiva de quedarse soltero y sin
descendencia, contrajo matrimonio morganático y quedó por tanto fuera de la
línea sucesoria, perdiendo sus descendientes el derecho a llevar el apellido Borbón, según contemplaba la citada Pragmática.
En 1775 se enamoró perdidamente de
la hija de un capitán de caballería
aragonés, una joven de 17 años, muy guapa, María
Teresa Vallabriga y Rozas, cuando la vio correr alegremente por el campo
persiguiendo a una mariposa. A don Luis
Antonio, que había formado colecciones relacionadas con la Historia Natural, esa semejanza de aficiones le
impresionó grandemente y realizó el primer y único gesto de rebelión de su
vida: se casó con ella en 1776, en Olías
del Rey (Toledo), en contra del parecer de toda la parentela, encabezada
por el soberano. Renunció al capelo cardenalicio por amor y por un deseo íntimo
e inconfesable de huir de honores no conquistados, de fiestas no disfrutadas y
de los deberes de la
Corte. Después de la boda pasaron a residir al Palacio de Villena de Cadalso de los
Vidrios, allí les nació su hijo Luis
Maria. Los servidores del palacio trataron de modo altanero a los vecinos
del pueblo (un incidente con la mujer de su maestro de caza) y éstos acabaron
apedreando el palacio y forzando a la familia a buscar un nuevo emplazamiento
(hay que ver como se las gastaban ya entonces nuestros queridos paisanos),
optaron entonces por trasladarse en 1779 a Arenas de San Pedro (Ávila). Durante
este periodo cultivó sus aficiones de coleccionista de libros y mariposas, sus
gustos musicales y sobre todo su entusiasmo por la relojería. Vivieron rodeados
de artistas de la talla de Boccherini,
Ventura Rodríguez, Goya… Pensando en su esposa no quiso renunciar a la
exquisitez de tener a su lado como compositor de cámara y violonchelista a Luigi Boccherini ni al placer de dejar
una imagen verídica y viva de sí y su familia. No por vanidad, sino porque
percibía que había algo en las almas y en las relaciones de sus familiares,
allegados y servidores que era preciso recoger para transmitirlo a la
posteridad, no como testimonio de glorias y honores, sino de humanos acuerdos y
emotivos desgarramientos. Una alegoría de la vida, en suma, necesitada del
espejo sincero de un pincel que no se fijase en las formas, sino en la verdad
interior. Su amigo Floridablanca le
recomendó en 1783 a un
artista para la realización de un proyecto de cuadro de familia. Francisco de Goya intuyó en la mirada
de Don Luís la fiebre de un
temperamento intenso, cálido, apasionado; tamizado por la dulzura, la emoción,
la turbación del amor, la equivalencia de los destinos humanos, la igualdad de
los seres ante la muerte, la soledad y el miedo a la finitud de las cosas,
rasgos que fueron captados de forma conmovedora en el retrato que dejó el
insigne pintor.
Juramento de D.
Luis Mª de Borbón Vallabriga de las cortes constituyentes en S.Fernando (Cádiz)
el 24-09-1810, por José Casado del Alisal
Su padre muere el 7 de Agosto de 1785 y el rey Carlos III encomienda la educación de
los hijos de su sobrino al arzobispo de Toledo.
Luis María fue trasladado al palacio
arzobispal y sus hermanas tomaron los hábitos en el monasterio cisterciense
bernardas de Toledo, todo ello con
objeto de evitar la descendencia de esta rama de la familia Borbón. Los jóvenes Vallabriga fueron creciendo lejos de su
madre, que tardó siete años en volver a verlos. Luis María sintió desde muy joven inclinación por el estado
sacerdotal. Fue educado por el culto cardenal
Lorenzana y vivió alejado de la corte hasta que el matrimonio de su
hermana, María Teresa, con Manuel Godoy vino a lanzar su carrera.
Tras tomar las órdenes sacerdotales fue investido, en 1793, arcediano de Talavera,
y al año siguiente fue autorizada su sucesión en el condado de Chinchón, titulo que cedió a su hermana
María Teresa en 1795. Era un joven
culto, educado y de espíritu liberal, pero de acentuado carácter sombrío, débil
y melancólico; más parece el prototipo de algunos cadalseños actuales. Será
consecuencia del agua, del propio pueblo o de ese aire que nos acerca y nos
aleja de forma caprichosa por laderas, trochas, veredas, senderos, atajos y
caminos reventados todos ellos de tristezas y ternuras que nos llevan entre
recovecos a buscarnos a nosotros mismos.
En 1797 la reina Maria Luisa de Parma, esposa de Carlos IV, deseosa de mantener al querido Manuel Godoy bajo su órbita y apartarlo de su amante oficial, Pepita Tudó, urdió la boda del favorito
con la hermana de Luis María, María
Teresa. Tras la boda, celebrada en El
Escorial el 11 de septiembre de 1797, una lluvia de cargos y de honores
comenzó a caer sobre los hermanos Vallabriga.
El 4 de agosto de 1799 fueron
elevados a grandes de España de
primera clase, en marzo de 1800 Luis
María fue nombrado arzobispo de Sevilla, en junio del mismo año les fueron
reconocidos el uso del apellido Borbón
y de las armas de la casa real, Luis
María recibió la orden de Carlos III
y su madre y hermanas la de la reina María
Luisa y en diciembre Luis recibe
la mitra toledana con sus ricas rentas, fue designado también Marqués de San Martín de la Vega y nombrado gran canciller
de Castilla y consejero de estado.
En octubre
de 1800, a los 28 años, Luis María
recibe de Roma el capelo cardenalicio,
con el título de Santa María Della Scala,
que ya había llevado su padre. Su ascensión es festejada en Toledo con mucha pompa. Toda la ciudad
se engalana y Goya que había pintado
por primera vez a Don Luis a la edad
de seis años (este cuadro ha sido adquirido por el Gobierno de Aragón y restaurado recientemente en el Museo del Prado), vuelve a pintarlo
cuando se pone la púrpura cardenalicia: hace la glorificación de un príncipe de
la Iglesia. Copia
de este cuadro se halla en la Iglesia de Cadalso de los Vidrios. Así mismo,
según investigaciones efectuadas por nuestro paisano, J.L. Acuña, también en Cadahalso se programaron tres días de fiesta en 1801.
Luis Mª. de Borbón, retratado
por Goya
El 17 de marzo de 1808 estalla el motín de Aranjuez que conduce al encarcelamiento de Godoy (cuñado de Luis María)
y a la abdicación de Carlos IV (su
primo y funesto rey). Su hermana María
Teresa, ve la oportunidad de abandonar a su esposo Godoy tras muchos años de humillaciones, deja a su hija Carlota (a la que detesta) con los
depuestos reyes y se traslada a Toledo
junto a su hermano el Cardenal.
El 2 de mayo de 1808 se inicia el
alzamiento popular contra los franceses, el 10 de mayo Fernando VII (nefasto rey como su padre, ¡cuánto
atrasaron a España elementos como
éstos!) abdica a favor de Napoleón
de forma humillante y se vio obligado a reconocer al rey José, hermano de Napoleón.
Entre mayo y junio, sin autoridades legítimas, el pueblo asume el ejercicio de
su soberanía mediante la creación de las Juntas
Provinciales, que se ocuparon de dirigir y organizar la resistencia al invasor.
En julio las tropas del general Castaños
vencen en Bailén y en agosto
recuperan Madrid, los franceses
pierden en todos los frentes. El 25 de
septiembre de 1808, delegados de las Juntas
se reunieron en Aranjuez y
decidieron asumir el poder, con el nombre de Junta Central Suprema y presidida por el conde de Floridablanca. En noviembre Napoleón llega al frente de un
importante ejército y durante 1809
ocupa toda la península a excepción de Cádiz
(protegida por la armada española y británica). Luís Maria y su hermana Maria
Teresa huyen de Toledo a Andalucía con la comitiva de la Junta
Central y toman parte activa en los acontecimientos
liberales.
A
principios de 1810, ante los
fracasos militares, la Junta Central convoca
elecciones de diputados a unas nuevas cortes y se disuelve dejando un Consejo de Regencia constituido el 29 de enero y presidido por el obispo de Orense. El 24 de septiembre de 1810 se constituyen, en Cádiz, las nuevas cortes, donde tras la misa del Espíritu Santo oficiada por el cardenal
Luis María de Borbón, la regencia le
cedió, a las Cortes, el destino del país. Allí se dictaron numerosas leyes de
corte liberal, Luis María firmó el
histórico decreto de abolición del Tribunal de la Inquisición.
Portada de la
Constitución y abajo su promulgación el 19/03/1812, lienzo de
Salvador Viniegra. Museo de las Cortes de Cádiz
El 19 de Marzo de 1812 las cortes aprueban la Constitución,
en la que debería sustentarse toda la vida del país, empezando por el rey. El 7 de agosto de 1812, el obispo de Orense, presidente del Consejo de Regencia, se niega a
acatarla y es expulsado del país. Luis
María siendo el único miembro de la familia real en suelo español, fue
reconocido regente del reino hasta el regreso de Fernando VII. Durante 1812 y
1813 las tropas francesas pierden prácticamente toda la península y el 11 de diciembre de 1813, Napoleón reconoce la pérdida de España y firma el tratado de Valençay con Fernando VII, reconociéndole como rey de España. El 6 de enero de
1814 se instaura en Madrid un Consejo de Regencia integrado por el
cardenal Luis María de Borbón y dos
generales. Las cortes, con mayoría conservadora, deciden reunirse en Madrid el 14 de enero de 1814, no
aceptando el tratado de Valençay, ni
a Fernando como rey hasta que jure la Constitución.
El 24 de enero de 1814 Goya dirige a los
regentes una instancia solicitando ayuda económica para “perpetuar, por medio
del pincel, las más notables y heroicas hazañas contra el tirano de Europa”. Luis Maria de Borbón, a la sazón Regente del Reino, se la concede y así comienza la historia de dos
de los más notables y famosos lienzos de Goya:
el que representa el ataque de los mamelucos en la Puerta del Sol, conocido bajo el titulo de El Dos de Mayo y Los Fusilamientos del Tres
de Mayo, con la representación de la matanza de la Moncloa.
Fusilamientos del Tres de
Mayo
Carga de los Mamelucos, por Goya
El 22 de marzo de 1814 Fernando
VII retorna a España y
desafiando las ordenes de la Regencia se trasladó
a Valencia donde el 14 de abril recibe el apoyo armado del
general Elio y un documento firmado
por 70 diputados realistas,
inmortalizado como “Manifiesto de los
Persas”, recomendando la supresión de la Constitución.
“Señor: Era
costumbre de los antiguos persas pasar cinco días de anarquía después del
fallecimiento de su rey, a fin de que la experiencia de los asesinatos, robos y
otras desgracias, les obligase a ser más fieles a su sucesor…”
También acudió a Valencia el Primer Regente Luis María
con instrucciones expresas de no rendir acatamiento al rey hasta que jurase la Constitución. Fernando le recibió en Puzol y, pese a la dilación del
cardenal en aceptar la autoridad real, el soberano le exigió con gesto
imperioso el besamanos, le obligó a acatarle como rey sin previas condiciones.
Sólo con un ritual, sólo con una orden se enterró la labor de seis años.
“La mañana del
13 de mayo llega el impresentable Fernando VII a Madrid. Entra por la puerta de
Atocha y se detiene en la de Alcalá, de los arcos cubiertos de rosas penden dos
grandes cuadros de Goya, encargados por el regente Luis María de Borbón: el 2
de mayo en Madrid y los fusilamientos en la montaña del Príncipe Pío, el 3 de
mayo de 1808. Se detiene el monarca a admirar las pinturas por un momento,
luego continua el paseo triunfante, en su tétrica carroza negra.”
El 4 de mayo de 1814 se dio el golpe de estado con que Fernando VII recuperó el poder
absoluto. Días después detiene a la
Regencia, excepto
al cardenal Luis María (presentado
como leal al rey, pero obligado a retirarse a Toledo y a renunciar al arzobispado de Sevilla y a sus rentas) y a 24 diputados liberales seguidas de las
denuncias y detenciones de liberales y afrancesados, vuelve a instaurarse el Tribunal de la Inquisición y
comienza la primera de las dramáticas emigraciones de carácter político que
caracterizarán a España desde
entonces. Con todo ello, de forma lamentable, se empezaba a perder en España uno de los numerosos trenes de
la historia a los que hemos llegado tarde por culpa de unos incapaces de ver la
realidad y atisbar el horizonte. Los principales culpables de esta ignominia
fueron los reyes Carlos IV y Fernando
VII, absolutistas y déspotas iletrados, con sus camarillas de sinvergüenzas
y aduladores interesados. Aparentemente nuestro paisano, Luis María, fue una víctima propiciatoria de aquella situación tan
penosa.
Un
gobierno tan inadecuado condujo a la proliferación de pronunciamientos y
conspiraciones (Espoz y Mina el
25/09/1814, Porlier el 18/05/1815). Finalmente el teniente coronel Rafael Riego hace capitular el 7 de marzo de 1820 a Fernando VII, quien
tuvo que jurar la Constitución de 1812. El 9 de marzo se constituye
una Junta Provisional Consultiva, presidida
por el cardenal Luis María que ya
había publicado una pastoral favorable a la Constitución. Luis María fue, durante el trienio liberal, presidente de la Junta Provisional de Gobierno y consejero de estado. Su muerte en Madrid el 18 de marzo de 1823 le ahorró, seguramente,
la represión y el castigo del rey tras la restauración del absolutismo. Unos
meses después, el 7 de abril de 1823,
entran en España los cien mil hijos de
San Luis, mandados por el Duque de
Angulema y enviados por la
Santa Alianza: Francia, Prusia, Austria y Rusia,
reponiendo el orden absolutista.
Luis María de Borbón fue enterrado en
la sacristía de la Catedral de Toledo, en un bello sepulcro
neoclásico de alabastro, labrado en Roma
en 1824 por Valeriano Salvatierra, Escultor de Cámara honorario por
entonces.
Y esta es
una breve semblanza de nuestro paisano Luis
María de Borbón y Vallabriga, al que se me antoja que quizá no se le ha
dado en Cadalso la relevancia que
por su trayectoria merece y que la historia de España sí parece reconocer y no olvida su delicada y comprometida
labor en pos del incipiente, por entonces, liberalismo
español. Unos cadalseños sensibles a su recuerdo crearon una “Asociación Cultural Luis María de Borbón”
de efímera existencia. Su labor fue muy notable, altruista y entusiasta pero
las circunstancias locales acabaron aburriendo a sus abnegados componentes.
Sería interesante que iniciativas como la descrita surgieran de nuevo y tomaran
un protagonismo que serviría de adecuado y necesario contrapeso a esa política
tantas veces impermeable a la realidad.
Palacio de Villena de Cadalso
de los Vidrios (Madrid). Aquí nació Luis María de Borbón
Escudo de Luis
María de Borbón y Vallabriga
Miguel
MORENO GONZÁLEZ
. . . . .
FUENTES:
Los Borbones (Arlanza Ediciones).
Diversas páginas de Internet.
Libro Cadalso de los Vidrios, de Antonio Box Mª.
Cospedal
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Muy muy interesante, Maestro. Otro personaje histórico olvidado por España y los españoles, si la mayor parte de la gente no sabe ni quién era el general Riego y eso que aún sonará a algunos por el himno homónimo. Pero qué le vamos a hacer, esto es España con ex o sin ex da lo mismo.
ResponderEliminarGracias y un abrazo. Luis Carlos
Buen trabajo colega.. Novedoso para muchos, recordatorio para otros.. Deberías tocar más la historia, se te da muy bien.. Un abrazo.
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