Después serás primavera.
El
otoño todo es adentro.
La primavera todo es afuera.
- - - - - -
Colores ocres, una temperatura fresca en el ambiente y una bella luz
amarillenta son las características esenciales del otoño. Esta estación
del año es la que se aprovecha para escapar de la rutina y, así, evitar
la depresión post vacacional de verano. O eso es lo que queremos pensar
porque lo cierto es que el otoño es belleza sin igual y que muchos
destinos cambian completamente de aspecto durante esta estación
ofreciendo una estampa que se queda para siempre en la retina del
espectador. Será que la decadencia y la muerte de la naturaleza tienen
un encanto especial que nos atrapan y nos encantan...
Las hojas de los árboles comienzan a amarillear y a caer al suelo, crujientes y resecas. Y allí donde conviven los árboles
de hoja perenne y los de hoja caduca, la cúpula de los árboles se
convierte en el capricho de un pintor con buen ojo para los matices
verdes, amarillos, naranjas, ocres y rojos vivos.
Al contrario que los artistas, la naturaleza no tiene por qué ser caprichosa. Y el hecho de que haya tantos colores responde a una cuestión puramente práctica. El motivo en primer término es que las plantas acumulan pigmentos en
sus hojas para absorber la luz y con ella la energía necesaria para
crecer y sobrevivir a través de la fotosíntesis. En segundo término es
que muchas de ellas también producen pigmentos para algo muy distinto, o
sea, protegerse de la radiación solar.
Al igual que la luz del sol no es igual de intensa ni tiene
el mismo color en todas partes, por ejemplo en la copa de un árbol, en
las profundidades del sotobosque o en una ciudad brumosa, las hojas de
las plantas tampoco pueden serlo «si quieren» aprovecharla al máximo.
Por eso acumulan distintos pigmentos y las hojas tienen colores muy variados. Pero entonces, ¿a qué se deben los cambios de color?
El color verde
Las hojas suelen ser verdes todo el año porque acumulan
clorofila, un pigmento que se encuentra en el interior de los
cloroplastos. Estos son un componente de las células vegetales que
participa en el proceso de aprovechar la energía del sol para
transformar el dióxido de carbono del aire y el agua del suelo en
azúcares aprovechables por la planta. Gracias a estos azúcares las
plantas pueden crecer y costearse su funcionamiento y en el camino producen un residuo fundamental para la vida, el oxígeno. Todo este proceso se conoce como fotosíntesis.
La producción de clorofila requiere temperaturas cálidas y
luz solar. Cuando llega el otoño y los días se hacen más cortos, la
cantidad de luz disminuye y por eso la producción de este pigmento
también decrece. Como resultado, las hojas de las plantas de hoja caduca, pierden su coloración verdosa en otoño.
Amarillos, rojos y naranjas
Además de clorofila, las hojas tienen unos pigmentos conocidos como carotenoides y flavonoides, que pueden darle a las hojas sus colores amarillos, naranjas y rojos. Entre ellos destacan los beta-carotenos, que le dan el color naranja a las zanahorias, la luteína, que le da el color amarillo a las yemas de huevo, y el licopeno, que le da el color rojo a los tomates.
Los colores de estos pigmentos suelen pasar desapercibidos en las hojas porque la clorofila los enmascara durante el verano. Pero cuando llega el otoño, tanto las clorofilas como los carotenoides y flavonoides
se degradan, pero los pigmentos verdes lo hacen más rápidamente. Por
ello, las hojas se ponen amarillentas, anaranjadas o rojizas.
Los colores azules y morados
Hay unos flavonoides que se producen en algunas plantas bajo ciertas circunstancias. Se trata de los antocianinas.
Son unos pigmentos que parecen tener función protectora frente a la luz
solar y estar implicados en la absorción del excedente de radiación.
En ocasiones se producen cuando los días se hacen más
cortos y la clorofila ha comenzado a degradarse y a absorber la luz
solar. Le dan a las hojas colores rojos, morados y azulados.
Aparte de alterar la producción de pigmentos, las plantas
de hoja caduca se deshacen de las hojas para pasar el invierno.
Reabsorben parte de los nutrientes y «cortan» el suministro de savia que
va hacia ellas. Por eso, en el caso de que se reabsorban todos los
pigmentos, las hojas acaban volviéndose marrones.
Y en algún momento del
proceso, caerán al suelo...
Es en nuestro valle de Tórtolas donde mas se nota esta estación de otoño en Cadalso porque los altos y majestuosos chopos pasan del verde al amarillo y ocre en muy pocos días adornado todo el entorno.....
-----------------------------------
------------------------
No hay comentarios:
Publicar un comentario