Los niños son sorprendentes, a veces no tenemos idea de lo que van a decir. Ellos son curiosos, ingeniosos, creativos espontáneos, sinceros, dulces.
Seres maravillosos, dignos de imitar...
Seres maravillosos, dignos de imitar...
El orgullo de Jaime....
Jaime estaba intentando conseguir un papel para actuar en una obra de teatro de su escuela. Su mamá sabia que el niño había puesto su corazón en ello pero aún así temía que no fuera elegido. El día que fueron repartidas las partes de la obra, ella fue a la escuela.
Jaime salió corriendo con los ojos brillantes de orgullo y una gran emoción. “Adivina qué mamá”, y gritó las palabras que permanecerán como una lección para siempre: “He sido elegido para aplaudir y animar”.
Con los años vamos perdiendo la inocencia, que no es otra cosa que la sabiduría que nos regalaron al nacer....
A esto le llamo yo... inteligencia infantil..
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