martes, 22 de septiembre de 2009

Darwin 200 años de su nacimiento....

Como diría Darwin .....
es hora de callar y escuchar la Naturaleza....



se cumplen ahora 200 años del nacimiento de uno de los científicos más ilustres de todos los tiempos y los 150 años de " El origen de las especies ", la obra que revolucionó la biología y a los biólogos....


Darwin y la modernidad por Manuel Burga (Historiador)

Nunca escuché, en mi época de estudiante, nada sobre Darwin en la universidad y siempre me he preguntado por qué este desinterés, ya que El origen de las especies es un libro tan fascinante como seguramente lo son Órbitas celestes de Copérnico y El capital de Marx, que desestabilizaron o desmoronaron los discursos dominantes de su tiempo.

Estos autores articularon ideas, algunas de discursos ya dichos, muy anteriores, de una manera coherente y orgánica hasta aparecer como los míticos fundadores de teorías que revolucionaron sus épocas.
Quizá Herbert Spencer, su contemporáneo, no le hizo ningún favor cuando formuló el “darwinismo social”.Pero nada le resta méritos a Charles Darwin, quien nació en Shrewsbury, un 12 de febrero de 1809, hace ya 200 años, y murió en Down, en 1882. Estudió Medicina y Teología, como era usual, pero investigó en el estilo de la época, como Alexander von Humboldt, viajando por el mundo.
Participó en el fabuloso viaje del HMS Beagle, entre 1831 y 1836, recorriendo mares, islas, territorios, observando rocas, plantas y animales, tomando notas y dibujando.
Tenía escasos 22 años cuando inició el viaje. Regresó muy transformado, como iluminado, con otro talante, tanto que su padre encontró que hasta la forma de su cabeza había cambiado.
Esta experiencia fue fundamental para sus investigaciones futuras, pero también lo es la manera como organizó su información, la procesó y progresivamente la difundió como construyendo su propio y delicado consenso social. Vivió en una sociedad aristocrática, de religión anglicana, respetuosa de las reglas y de las verdades reveladas.
En 1838 lee a Robert Malthus, que lo ayuda a disipar sus dudas sobre su propia teoría. En 1839 publica su Diario de viaje, luego sus observaciones geológicas, botánicas y zoológicas, hasta progresivamente presentar sus ideas como un nuevo discurso científico.
En 1842 escribió 32 páginas al respecto. Luego, en el verano de 1844, las amplió a 230. Pero, inmediatamente, volvió al ritmo mesurado de sus publicaciones científicas sobre el mundo mineral, vegetal y animal.
Hasta que en 1858 la situación se volvió propicia, ya que el meollo fundamental de su teoría –la selección natural– fue formulada por un joven naturalista, Alfred Russell Wallace, a partir de sus observaciones y estudios en la isla Ternate, en las Malucas.Esto obligó a Darwin a dejar la discreción e iniciar así la difusión sistemática de sus ideas, que ya las había concebido 20 años atrás.
Los acontecimientos se precipitaron y termina escribiendo lo que consideraba un fragmento de su obra: “Mi trabajo está ahora (1859) casi terminado; pero, como todavía me llevará varios años completarlo y como mi salud está lejos de ser fuerte, se me ha instado a publicar este fragmento”.
Fragmento llamaba a su libro sobre el origen de las especies por medio de la selección natural, que se puso a la venta el 24 de noviembre de 1859 y los 1,250 ejemplares se vendieron el mismo día.
La segunda edición apareció días después.¿Por qué esta sorprendente avidez por leer un libro científico tan bien construido y mejor escrito? Las razones son muy simples: el libro negaba la concepción clásica sobre el inmovilismo de la naturaleza, que nada había cambiado desde la creación, para mostrar contrariamente que todo había evolucionado.
¿Cómo es que se había dado este enorme salto del inmovilismo al evolucionismo moderno? El libro de Michel Foucault, Las palabras y las cosas, de 1966, a pesar de su desafiante hermetismo, muestra con claridad este tránsito.Entre fines del siglo XVIII y las primeras décadas del XIX, las disciplinas clásicas como la Historia Natural, la Gramática y el Análisis de la Riqueza se convierten en Biología, Filología y Economía Política.
Se pasaba así de un discurso dominado por la religión, las verdades reveladas, al discurso moderno.
En otras palabras, había nacido la modernidad, y el libro de Darwin era casi la consagración de ese gran paso hacia una sociedad secular, emancipada, abierta al uso de la ciencia, la tolerancia y el racionalismo.No es que se haya pasado del inmovilismo al evolucionismo por la sola genialidad de un naturalista, sacrificado viajero, como Darwin.
Él mismo lo reconoció en una reseña que precedía a su libro: “Por lo que toca a la mera enunciación del principio de la selección natural, importa poco que el profesor Owen me haya o no precedido, porque a ambos se nos anticiparon hace tiempo, como lo muestra esta reseña histórica, el Dr. Wells y Mr. Matthews”.
La dimensión histórica se había incorporado en el nuevo discurso científico, sea la Biología, la Filología o la Economía Política, que ahora buscaban sus explicaciones en los procesos de cambio, progreso, evolución y allí constatamos que Charles Darwin era un auténtico hombre de su tiempo. Constructor y producto de la modernidad..


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«No venimos del mono, somos monos»
El codirector de Atapuerca, Juan Luis Arsuaga, convierte a Darwin en un aventurero para acercar su 'Teoría de la Evolución' a estudiantes granadinos


Juan Luis Arsuaga, en un momento de la conferencia ..

«Compartimos con los chimpancés el 90% de los genes», explicaba el codirector del yacimiento de Atapuerca, Juan Luis Arsuaga, que ofreció una amena charla para acercar el estudio de la evolución humana a los más de 400 estudiantes de Secundaria que asistieron al Parque de las Ciencias a escuchar sus palabras.
El paleontólogo supo despertar el interés de los jóvenes, y empezó a contar la historia científica de la Evolución a partir de las aventuras de Darwin, en su viaje alrededor del mundo a bordo del Beagle. «Darwin nunca dijo que descendemos del mono, sino que seguimos siendo monos por naturaleza», destacó.
Arsuaga subrayó que esta teoría no se basa únicamente en semejanzas físicas con esta especie, sino también en comportamientos y gestos muy similares, como por ejemplo la sonrisa, una mueca que todos los pueblos usan para relacionarse, o el acto de inclinarse y hacerse más pequeño ante un agresor o alguien que tiene más poder. Igualmente, el investigador destacó que «otros gestos como el beso sí tienen un significado más cultural que biológico, porque no se producen en todos los pueblos».
Juan Luis Arsuaga supo captar el interés de todos los asistentes mediante anécdotas divertidas y amenas que iban desde experiencias propias hasta curiosidades científicas acerca del naturalista inglés. Todas ellas despertaron la curiosidad por el trabajo de Darwin. Así, explicó cómo en un momento dado de la historia nuestros antepasados se volvieron bípedos, duplicaron su tamaño y su cerebro se hizo más grande para dar un importante paso en la evolución. «Dejaron de ser homínidos para convertirse en humanos», sostuvo el científico.
Arsuaga explicó cómo estos 'homínidos grandes' surgieron en África y se extendieron por Europa y Asia, dejando un rastro importante de fósiles como, por ejemplo, los hallados en el yacimiento de Atapuerca. El experto habló también de cómo el tamaño de los testículos es un valor interesante para estudiar la biología de una especie. «El testículo de un chimpancé pesa lo mismo que los dos testículos de un gorila, esto se debe a que éste último tiene un comportamiento sexual polígamo».

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si queréis podéis visitar el Museo Nacional de Ciencias Naturales donde se celebra una gran exposición dedicada a Darwin..
la wed del museo es:
http://www.mncn.csic.es/periodico.htm



Va por tí .......Darwin......¡

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