domingo, 20 de septiembre de 2009

Rincón de la lectura....


EN SEPTIEMBRE... EL OTOÑO




...Y se va Septiembre con su sol que ilumina y no calienta pero fabrica días radiantes y tranquilos. Con él llegaron las primeras lluvias y las tardes frescas que obligan a ponerte un jersey. El campo se prepara melancólico a recibir la estación otoñal. Si observas, verás como cambia el color y cuán distante aparece al atardecer la línea del horizonte; la misma, nos decían en la escuela, en que parece que se junta el cielo con la tierra. Los viejos que toman el sol se retiran antes a rumiar recuerdos porque dicen que el día se estrecha, se contrae, buscando su dimensión más breve e íntima.


Con Septiembre los adolescentes acaban las vacaciones y se marchan cabizbajos y nostálgicos, pensarán en ese amor de verano que les durará hasta que lleguen los primeros fríos, donde para entonces ya habrán vuelto a enamorarse de alguna compañera de clase. Alguien escribió que cuando hayan pasado los años, cuando el cielo esté cubierto de gruesas nubes, cuando los días sean grises y se hayan apaciguado sus bellos sueños de infancia, se darán cuenta de que fue al azar de las calles y en un banco público donde transcurrió el mejor pedazo de su amor. Será por eso que recuerdo aquella canción: Melancolía en Septiembre, que siempre me pillaba desazonado y perplejo a causa de alguno de esos amores veraniegos que nunca tuve el valor de compartir. No alcanzo a comprender por qué este mes me hace más pensativo y más viejo.

¿Y... el pueblo? Bien, gracias; pero se queda más solitario, no viven ni sus vecinos habituales porque se marchan de vacaciones aprovechando la resaca de las Fiestas. En las Fiestas descubres rostros que no ves en todo el año e, incluso, desde años ha; observo sus caras notando los cambios sufridos en aquellas otras caras de aquellos otros años. Un día pujante tuvieron que marcharse y hoy vuelven con la alegría reflejada en sus cansados ojos, porque en Septiembre siempre hay que volver a Cadalso, por aquello de abrazarnos todos, los presentes y ausentes; ponerte el traje nuevo -el del Dia del Cristo-; ver pasear -aunque tengas dudas al respecto- a ese hombre tan grande clavado en una cruz; asistir a la tradición de los toros por la tarde y al final pegarte un atracón de emociones por todas esas cosas y personas que reencuentras.

Cuando pasa todo el bullicio festivo es cuando soy más fiel a septiembre y a mi pueblo. Aprovecho las tardes para subrepticiamente recorrerle empapándome de ambos mientras rindo cuentas a toda una vida pasada demasiado deprisa entre dudas, indecisiones y esos pobres afectos truncados que yo he vivido hacia dentro, por aquello de que el último refugio de la dignidad es el secreto. Nos pasa a casi todos, no hay novedad.

Dejad el ruido, la prisa, el enfado y venid sigilosos por aquí. Comprobaréis como la vida también da razones para vivir de manera más sensible. Pasa que a veces no nos molestamos en buscarla, pero ella espera, siempre nos espera acurrucada para ofrecernos un septiembre que anticipe un otoño donde poder servir al amor.

Miguel MORENO GONZÁLEZ

1 comentario:

  1. Curioso y adecuado artículo. Ya mismo entra el otoño con toda su carga de nostalgia y melancolía, como dice el escrito. Me encanta este blog por lo imaginativo y ocurrente; además de lo rápido que se actualiza, lo cadalseño que es y lo bien que trata los temas que tan adecuadamente eliges. Saludos.

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