Es una foto crepuscular, de esas que nunca te dejan indiferente por lo amarillentas que aparecen ante tus ojos, aunque para mí, la verdad, las fotos siempre terminan por ser recuerdos anudados a mi imaginación.
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Creo que es James Dean paseando solo un atardecer lluvioso por la que supongo es la Quinta Avenida -¿o no?-
Yo es que únicamente conozco Nueva York desde el Empire State Building, al que subí una nevada nochebuena que se va haciendo vieja –lo más parecido en Cadalso es la Peña Muñana, con sus vistas apacibles que recomiendo contemplar en primavera-.
Será por eso que a veces tengo lapsus visuales (y de los otros), pido disculpas por mi atrevida ignorancia a aquéllos que conocen de verdad estas cosas. James va con una gabardina –como yo iría en Cadalso por la calle San Antón-; las solapas subidas y la moral baja –casi como estoy yo en mis desamparadas noches en “Utopía”-; un cigarrillo en los labios –yo nunca lo llevaría- y su cuerpo ligeramente encorvado –yo, además, iría con las manos agarradas detrás de la espalda-. Tras él, a su derecha, riela, en el asfalto brillante, la marquesina iluminada del cine Astor anunciando Veinte mil leguas de Viaje Submarino -que conste que me lo han traducido-. Dean parece un modelo con un desaliño elegante y con muchísima más clase y estilo -¡dónde va a parar!-, que estos que están en boga actualmente exhibiendo su patética vulgaridad en la colección de otoño-invierno. ¡Ah, el otoño… con sus amores marchitos!
Será por eso que a veces tengo lapsus visuales (y de los otros), pido disculpas por mi atrevida ignorancia a aquéllos que conocen de verdad estas cosas. James va con una gabardina –como yo iría en Cadalso por la calle San Antón-; las solapas subidas y la moral baja –casi como estoy yo en mis desamparadas noches en “Utopía”-; un cigarrillo en los labios –yo nunca lo llevaría- y su cuerpo ligeramente encorvado –yo, además, iría con las manos agarradas detrás de la espalda-. Tras él, a su derecha, riela, en el asfalto brillante, la marquesina iluminada del cine Astor anunciando Veinte mil leguas de Viaje Submarino -que conste que me lo han traducido-. Dean parece un modelo con un desaliño elegante y con muchísima más clase y estilo -¡dónde va a parar!-, que estos que están en boga actualmente exhibiendo su patética vulgaridad en la colección de otoño-invierno. ¡Ah, el otoño… con sus amores marchitos!
Su enigmática mirada se dirige hacia el Oeste –que según Garci es por donde sale el sol de las Estrellas del Celuloide-, lleva unos ojos que parecen abandonados al amor de una mujer con sabor a Don Pereignon o a la amistad entre un hombre y una mujer que es algo demasiado hermoso o demasiado decente para ser real.
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Ahora que lo pienso fríamente me parece un hombre de los nuestros. Un perdedor incrustado en el mundo triunfador de ellos. Va a resultar que la foto es la realidad poética de un perdedor, que el agua de la calle es la nieve derretida de la última Navidad y que la acera es el Paseo Marítimo sin playa de Cadalso. Son cosas que pasan cuando una ofensiva de lucidez acaba por apenarte el corazón en la ciudad, mientras con la razón vuelas libre a la soledad. Como James Dean en la Quinta Avenida y yo en la calle San Antón en Cadalso…
Al final la soledad –me temo- es la misma para todos.
Miguel MORENO GONZÁLEZ
escritor galardonado
Efectivamente Miguel, la soledad es la misma para todos, lo único que las diferencia es el pensamiento que la envuelve acompañándote.
ResponderEliminarGracias por el recuerdo de james Dean y a Carlos por esa manzanita blanca de la 5ª Avenida
Especialmente dedicada a ti, Carlos, que saliste disparado la última nochevieja del bar de Aitor camino de Nueva York (¿pondrían al jamón york en recuerdo de la ciudad o al revés, alguien lo sabe?)y nos dejaste a todos desamparados, mientras te alejabas lleno de hielos en vez de uvas de la suerte. ¿Hemos sido siempre así de raros?
ResponderEliminarLo dicho va en tu homenaje y extendido a todos los tuyos.
Miguel Moreno
Me gustaría conocer la zona en mis próximas vacaciones, contrate Paquetes a Nueva York y espero pasarla de lujo en la ciudad.
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