domingo, 10 de enero de 2010

HIstoria del Picogordo en Cadalso...

Historia triste pero bonita la que nos envian ...


Muy buenas, compañero. ¿Cómo lo llevas?

La nueva sección que has abierto en el blog sobre aves es el más justo homenaje que se puede hacer a uno de los mayores tesoros que poseemos en nuestro pueblo.


Día a día, desde hace más de doce años, no paramos de asombrarnos en mi familia de la variedad, colorido, gracilidad, entonaciones y formas que nos regalan las aves que visitan nuestra casa. Supongo que mi vecindad con el campo, el alimento disponible y las caras que se nos quedan, maravillados con su presencia, contribuyen a que se encuentren como en su casa. No en vano, en el lateral de la mía que da al mediodía, anidan en primavera al menos seis familias de gorriones y una de mirlos. También anidan en los agujeros de la valla de piedra y en el seto. Es una fiesta diaria.

En la parcela encuentran aceitunas, almendras y otros frutos de temporada que arrasan sin dudar. Cerezas, uvas, manzanas,... y el festín de los tiempos difíciles: el comedero de Toño, mi perro. Es digno de ver la que se lía todas las mañanas alrededor del comedero. Mirlos, rabilargos, estorninos, gorriones,... acuden diariamente para abastecerse de su ración de proteínas. Guardan turno y según su tamaño y agresividad participan del festín. Saben que hay para todos, así que solo deben temer nuestra presencia o la del perro.



Toño no solo no se molesta, sino que además creo que hace de guardian por si acaso aparecen los gatos. Y nosotros, la mayor parte de las veces, no podemos sino quedarnos inmóviles y extasiados en cualquier esquina o detrás de las ventanas. Son momentos gozosos.

Me han ocurrido muchas anécdotas asombrosas con las aves, pero hay una que destaca por su rareza y originalidad. Hace dos primaveras empezamos a oir en casa unos ruiditos, como golpecitos, que asociamos a los pájaros que anidan por casa. El tercer o cuarto día de escucharlos regularmente por las mañanas, decidí seguir la pista para descubrirlo. No volví a oirlo. El día siguiente inicié de nuevo, con más sigilo, la busqueda del origen del ruido. Era como dar golpecitos continuos en algo: toc, toc, toc,... En una de las ocasiones, conseguí ver un pájaro apoyado en el alfeizar de una de mis ventanas. Su tamaño era considerable, era la primera vez que lo veía y nada más intuirme salió volando a gran velocidad. Así quedo la cosa ese día, con la curisidad del dichoso ruidito y el avistamiento de una ave (otra más) preciosa.



El nuevo día nos sorprende de nuevo con el ruido. En esta ocasión, en vez de salir a la calle, me dirigí a la habitación donde el día anterior había visto el pájaro posado. Nada más sobrepasar el dintel de la puerta, nos quedamos mudos y paralizados. En el alfeizar de la ventana, tranquilamente, sin ningún temor, estaba el pájaro que vi el día anterior. Al disponer de doble ventana, él no nos veía, ya que se reflejaba en el cristal la imagen que tenía a su espalda: la parte de atrás de la casa, la que da al campo, y los almendros. Esta preciosa criatura se desplazaba de izquierda a derecha de la ventana y se paraba regularmente a picotear el cristal. Era como si llamara para que le dejaramos entrar.


Arropados por la oscuridad interior, nos situábamos a escasos 15 cm de su cara y disfrutábamos, día a día, del concierto de percusión de nuestro nuevo amigo. Su aspecto era singular y sobretodo lo era su pico, enorme, con el que le veíamos abrir almendras como si tal cosa. Le saqué varias fotografías, siempre un poco veladas por los tres cristales que tenía por delante. Venía, comía, se peleaba con cualquier otro pájaro que se le ocurriera acercarse al almendro que hay delante de la ventana, y a continuación se tiraba alrededor de 1 hora o más en algunas ocasiones, dando golpecitos al cristal de la ventana, como si de una almendra se tratara. Me costó identificarle, pero finalmente lo hicimos: era un Picogordo.


Esto nos ha pasado durante un par de meses las dos últimas primaveras. En septiembre del año pasado, una mañana, al salir de casa, nos encontramos un picogordo muerto en la puerta. Nos quedamos asombrados y doloridos por el hallazgo. Nunca sabremos si era el mismo que venía a visitarnos, pero en nuestro corazón así lo creímos.




Antes de enterrarlo, quise hacerle un pequeño homenaje y, grotescamente, le hice posar donde le encontré, tratando de devolverle la alegría con la que nos había regalado durante muchas jornadas.


La anécdota quedó ahí hasta hace dos semanas, cuándo otra buena mañana, nos encontramos en el mismo sitio que el anterior, otro picogordo muerto. Éste casi lo veo morir, porque una hora antes había salido y entrado por la puerta y allí no estaba. Estaba todavía caliente cuando lo cogí y el perro no lo había traído porque estaba dentro de casa. De nuevo nos quedamos sobrecogidos por la coincidencia y por saber ciertamente, que había venido él solo hasta la puerta de casa.

Confiamos que esta primavera otro picogordo venga a despertarnos y a maravillarnos cada mañana. Claro que si no viene, nos deslumbrará otra oronpéndola, u otro jilguero, o petirrojo, o carbonero, o avefría, o abejaruco, o abubilla, o cualquiera otra de las maravillosas criaturas aladas que pueblan nuestros bosques.

Te mando algunas fotografías que ilustran esta bonita historia y un poco de información sobre esta preciosa ave: el Picogordo.

Salud

Felipe Cartas



Galardonado

********

Datos del Picogordo...

Si nos preguntan por el ave con más fuerza en su pico acertaremos la respuesta si indicamos al picogordo (Coccothraustes coccothraustes), el mayor de los fringílidos españoles. Ningún otro pequeño pájaro de la avifauna europea tiene una estructura tan compacta y robusta como el picogordo. A ello contribuyen la cabeza muy grande, el fuerte y cónico pico y la cola corta. El cuello es extraordinariamente grueso y le da al volar una extraña apariencia como si el pájaro dispusiera de unas alas desproporcionadamente cortas para un cuerpo tan grueso y una cabeza tan voluminosa. El pico es la característica más acusada y visible por su gran tamaño (de donde toma el nombre popular de picogordo), forma muy cónica y color. En la primavera los machos lo tienen azul metálico como pavonado, muy brillante y con el extremo negruzco y la base de la mandíbula inferior amarilla. A partir del otoño se vuelve amarillento y este color persiste hasta los últimos días de febrero o primeros de marzo. La intensidad del azul es variable individualmente y con el mes. En marzo comienza a cubrirse el amarillo con manchas azules y tres semanas después la coloración se ha completado. Las hembras tienen más reducida la superficie azulada del pico, que no suele sobrepasar mucho la mitad basal de la mandíbula superior y los laterales. En ellas es también acusadamente más pálido y grisáceo todo el plumaje, sobre todo en la cara y partes inferiores. También la mancha negra de delante y alrededor de los ojos queda muy pequeña y no sube por el borde superior del pico como en los machos.
El picogordo es un poderoso pájaro que, en función de una alimentación basado en semillas duras, ha desarrollado una extraordinaria musculatura en el cráneo para el movimiento de las mandíbulas. Dos unidades de músculos actúan a la vez: una desde encima y detrás del cráneo y la otra alrededor de la región orbital. Esta gran masa muscular es la que ocasiona el considerable tamaño de la cabeza del pájaro. Los huesos de las cerezas y aceitunas son partidos con relativa facilidad. La rotura de aquellos, aun haciéndolo por la sutura de las dos cáscaras, supone la aplicación de un esfuerzo equivalente a una carga de 30-47,5 Kg. Los huesos de las aceitunas necesitan un esfuerzo mucho mayor. En las pruebas realizadas, no menos de 53-80 kg. de carga serían necesarios, para partir los huesos de aceituna, como hace el picogordo con la sola ayuda de su pico. Si consideramos que el picogordo tan solo pesa unos 55 gramos, nos daremos idea del esfuerzo que realiza comparándolo con un hombre medio de 75 Kgs., y que en el equivalente de uno y otro supondría que el hombre tendría que efectuar una presión de nada más y nada menos que 7.000 Kgs., impensable para cualquier ser humano.
Jürgen Nicolai (Curiosidades ornitológicas, 1998) nos describe con gran detalle como llega el picogordo a efectuar estas proezas, para ello cuenta que su enorme pico presenta un complejo relieve platino con una formación a modo de yunque y transversalmente estriada, que funciona como contrapartida de la presión trituradora ejercida por la mandíbula inferior sobre el hueso de la fruta que tritura. Para ello coge el hueso entero con su pico, y lo aprieta de forma que la pulpa que lo rodea sale expulsada lateralmente y valiéndose de su lengua orienta el hueso de modo que la sutura que lo cierra queda abajo, momento en el que sirviéndose de sus poderosos músculos maxilares ejerce una considerable presión hasta romperlo de una forma aparentemente fácil y sencilla.
¡¡TODO UN PRODIGIO DE NUESTRA BELLA NATURALEZA!!

Va por tí Felipe ......y por los Picogordos....¡

3 comentarios:

  1. Bonita historia para el blog, gracias Felipe por documentar todo, siento no poder pisar las fotos y que se amplien pero desconozco algunas veces la mágia de la informática como actúa...
    un abrazo y envía mas trabajos cuando quieras a esta tu casa..
    salud compi
    Carlos A.

    ResponderEliminar
  2. Lección de humanidad de una gran familia ¡Conmovedor!
    Miguel

    ResponderEliminar
  3. HOLA ME PODRIAN DECIR COMO ANIDAN ESTAS HERMOSAS AVES ESQUE HACE DOS AÑOS ME REGALARON UNA PAREJA DE PICOGORDOS, YO LOS LIBERE PERO ELLOS REGRESARON Y ME GUSTARIA PODER HACER QUE C REPRODUSCAN SI ALGUIEN SABE COMO ES EL ENTORNO Y LA FORMA PARA HACER EL NIDO LES AGRADECERIA ME LO DIERAN A CONOCER EN MI CORREO katuna@live.com.mx

    ResponderEliminar