El tio Gerardo sigue con su amigo...
Conocedor del tema, Washington sabía que los mejores especímenes, los más nobles y eficientes burros del mundo, eran los españoles. El problema era que la exportación del burro español, por su gran valía y demanda, estaba totalmente prohibida. Pero tanto anhelaba el presidente el burro español que no dudó en dirigirse, a través del Conde de Floridablanca, al mismísimo rey de España Carlos III para que tuviera a bien conseguirle un buen semental español.
El rey, solícito, no sólo mandó un burro, si no que le envió dos burros y un pastor, los tres de Zamora, pues la calidad del excelente burro zamorano era ya famosa por aquel entonces.
Señor
He de tributar homenaje a su majestad por el honor que me ha hecho con su obsequio. Su valor es grande por si mismo, pero resulta inestimable por la forma y la mano de la que procede.
Le ruego, por tanto, señor, que comunique al rey mis gracias por los garañones con que ha tenido la bondad de obsequiarme, y asegure a su majestad mi agradecimiento sin límites por una muestra tan condescendiente de su real merced.
Que una larga vida, una salude perfecta y gloria inmarcesible acompañe al reinado de su majestad como es mi ferviente deseo.
Con gran respeto y consideración, tengo el honor de ser, señor, su más obediente y reconocido servidor.
G.Washington.
Firma de G.W.
Se sabe que el semental español cumplió a la perfección con la misión que se le había encomendado y Washington llegó a reemplazar todos los caballos de Mount Vernon por mulas cruzadas con el garañón español.
Por este motivo, es muy probable, que muchas de las mulas americanas que conquistaran el lejano Oeste, tuvieran sangre española por sus venas.
Va por Tí compañero burro.....¡
Como todos sabréis soy un amante de este amigo y compañero de viaje y además buena suerte ha traído desde la implantación de su foto en el blog, pero como trabajador incansable hasta nuestros días (pues aún queda alguno en Cadalso) y como compañero indiscutible de los trabajadores del campo cadalseño, creo le debo este pequeño homenaje y se lo rindo con los honores que se merece, pues existe una historia inaudita de España que habla muy bien de El y aquí os la cuento:
Las relaciones entre España y Estados Unidos casi siempre han sido difíciles e incluso, en alguna ocasión, hemos llegado a las manos con los americanos (guerra Hispano-Estadounidense). Pero esto no siempre ha sido así, ya que en un principio, cuando Estados Unidos no era más que un cachorro de país, George Washington tenía en España uno de sus mejores amigos.
Esta buena armonía no era rara, pues España fue un poderoso aliado de los rebeldes americanos en su guerra de independencia contra los Ingleses. Tanto es así, que el español Bernardo Galvez, tuvo el honor de cabalgar junto a Washington en el desfile del día de la independencia.
Por tanto no es de extrañar, que el primer presidente de los Estados Unidos, recurriera a España cuando graves y difíciles situaciones de estado le acuciaban, como en el caso que nos ocupa.
Resulta que George Washington era un amante de la vida de granja y de ella disfrutaba en las ocasiones que podía en su casa de campo de Mount Vernon.
Allí descubrió que no había animal mejor para el trabajo de campo y transporte que la mula (cruce de burro y yegua). Por ello, el presidente estadounidense, se dedicó con especial atención a la cría de este animal para lo que era primordial conseguir un burro que fuera un buen semental.
Esta buena armonía no era rara, pues España fue un poderoso aliado de los rebeldes americanos en su guerra de independencia contra los Ingleses. Tanto es así, que el español Bernardo Galvez, tuvo el honor de cabalgar junto a Washington en el desfile del día de la independencia.
Por tanto no es de extrañar, que el primer presidente de los Estados Unidos, recurriera a España cuando graves y difíciles situaciones de estado le acuciaban, como en el caso que nos ocupa.
Resulta que George Washington era un amante de la vida de granja y de ella disfrutaba en las ocasiones que podía en su casa de campo de Mount Vernon.
Allí descubrió que no había animal mejor para el trabajo de campo y transporte que la mula (cruce de burro y yegua). Por ello, el presidente estadounidense, se dedicó con especial atención a la cría de este animal para lo que era primordial conseguir un burro que fuera un buen semental.
Conocedor del tema, Washington sabía que los mejores especímenes, los más nobles y eficientes burros del mundo, eran los españoles. El problema era que la exportación del burro español, por su gran valía y demanda, estaba totalmente prohibida. Pero tanto anhelaba el presidente el burro español que no dudó en dirigirse, a través del Conde de Floridablanca, al mismísimo rey de España Carlos III para que tuviera a bien conseguirle un buen semental español.
El rey, solícito, no sólo mandó un burro, si no que le envió dos burros y un pastor, los tres de Zamora, pues la calidad del excelente burro zamorano era ya famosa por aquel entonces.
Actualmente se encuentra en peligro de extinción.
Por desgracia, uno de los ejemplares murió durante el viaje (no fue el pastor) pero aun así, George Washington quedó encantado con el regalo del rey de España y quiso demostrar su agradecimiento escribiéndole una carta de su puño y letra que decía así:
Virginia, 19 de Diciembre de 1785. –
Por desgracia, uno de los ejemplares murió durante el viaje (no fue el pastor) pero aun así, George Washington quedó encantado con el regalo del rey de España y quiso demostrar su agradecimiento escribiéndole una carta de su puño y letra que decía así:
Virginia, 19 de Diciembre de 1785. –
A su excelencia el Conde de Floridablanca.
Señor
He de tributar homenaje a su majestad por el honor que me ha hecho con su obsequio. Su valor es grande por si mismo, pero resulta inestimable por la forma y la mano de la que procede.
Le ruego, por tanto, señor, que comunique al rey mis gracias por los garañones con que ha tenido la bondad de obsequiarme, y asegure a su majestad mi agradecimiento sin límites por una muestra tan condescendiente de su real merced.
Que una larga vida, una salude perfecta y gloria inmarcesible acompañe al reinado de su majestad como es mi ferviente deseo.
Con gran respeto y consideración, tengo el honor de ser, señor, su más obediente y reconocido servidor.
G.Washington.
Firma de G.W.
Se sabe que el semental español cumplió a la perfección con la misión que se le había encomendado y Washington llegó a reemplazar todos los caballos de Mount Vernon por mulas cruzadas con el garañón español.
Por este motivo, es muy probable, que muchas de las mulas americanas que conquistaran el lejano Oeste, tuvieran sangre española por sus venas.
fotos de Victor Manuel Pizarro
El texto de la carta está extraído del libro:
Historia Inaudita de España.
******
No me digáis que no se los coge cariño,
si hasta se parecen a mucha gente...
Va por Tí compañero burro.....¡
Muy bueno el artículo del burro.
ResponderEliminarTe envio una fotillo curiosa ¡¡haber que te parece!!
Saludos,
Roberto Garcia