Para poder hablar sobre la historia del Vidrio en Cadalso he seleccionado este artículo de nuestro amigo Toni Montón que está bien documentado y le acompaño con fotos de mi pequeña colección de piezas autenticas echas a mano en nuestras antiguas fábricas por los soplones de la época.....
Vidrios de Cadalso (por Toni Montón)
El 16 de Noviembre de 2000, el boletín de la Sociedad Española de Cerámica y Vidrio, publica un articulo corto sobre los vidrios de Cadalso y El Recuenco. Extracto lo referente a Cadalso.
D. BELINCHÓN YAGÜE
Museo Nacional de Artes Decorativas. Madrid
3.1. Historia de los hornos.
El más antiguo de los archivos que llega a nuestros días, y que inicia la serie de noticias sobre Cadalso de los Vidrios y su actividad vidriera, en el conocimiento de estos hornos de Castilla, es el escrito por el Arcipreste de Talavera, en el siglo XV, comunicándonos que “el Vidrio de Cadalso es cosa corriente en toda España” (1).
Cadalso de los Vidrios situada en Toledo, hasta el cambio territorial durante la Regencia de María Cristina de Borbón, en 1833,(2) que lo adscribe a la provincia de Madrid, con lo que las noticias que se tenían de la producción vidriera de este centro sean incompletas.
Ya en el siglo XVII, Méndez Silva cuenta que ha visto labrar en Cadalso “finísimo vidrio de hermosos colores y graciosas formas, hasta el punto de poder competir con el veneciano”.
3.2 Producción de los hornos.
Determinar cuál fue la producción de Cadalso es difícil, debido a las dificultades de vincular con certeza las piezas conservadas a sus hornos. Hay tres motivos fundamentales por los que se han atribuido piezas a Cadalso sin suficientes motivos aparentes: la cercanía del lugar donde han sido halla- das; la perfección tipo veneciano de sus producciones, que Cadalso imitó con gran habilidad, pero que podían haber sido compradas en este centro o haber sido realizadas por un maestro italiano emigrado.
Cadalso de los Vidrios está situado en medio de grandes bosques. Esto, junto con la buena comunicación para la obtención de la barrilla fue motivo suficiente para que se considerase un buen emplazamiento para la ubicación de un horno; así a lo largo del tiempo los hornos se multiplicaron.
Pero no solo se multiplicaron en este centro sino en general en la zona, ya que la situación de Cadalso ha sido varias veces crítica por su competencia con los hornos de Valquemada , San Martín de Valdeiglesias y sobre todo del horno de Quejigal, situado al lado del Monasterio de El Escorial, del que fue su suministrador de vidrieras, algo que Cadalso como el resto de los centros intentaban obtener siempre, el poder abastecer a la realeza.
En el siglo XVI es fácil confundir a Cadalso con el resto de Castilla, sobre todo con el paso del tiempo, ya que las técnicas usadas eran las mismas en la mayoría de las manufacturas, y el resultado hace que todos tengan un cariz parecido.
A principios del siglo XVII, sólo se tiene el nombre de Juan Rodríguez como maestro vidriero de Cadalso(6). Se inicia la mejor producción de estos hornos llamada a la façon de Venice. Esta técnica se introduce en Cadalso por la llegada a España de artistas y vidrieros extranjeros, famosos por su insubordinación respecto a los vidrieros españoles, y por la afición a beber grandes cantidades de resolí, una bebida parecida al orujo típica de Cuenca. El alcohol que consumían, era debido a la disminución de la capacidad torácica por el esfuerzo que se produce al estar constantementede soplando, el alcohol produce un aumento casi inmediato de esta capacidad torácica, para poder continuar trabajando. Esto ha derivado actualmente en la común expresión de “soplar” haciendo referencia a la acción de beber.
Este siglo de esplendor para Cadalso termina al decaer la producción artística a la façon de Venice, a finales de siglo, cuando sólo se hacen producciones de uso doméstico u ordinario, ya que en la producción de vidrio artístico dominan los extranjeros. Además se valoran más los avances técnicos, la producción de cristal, siendo más estable, resistente, pesado y brillante, por su añadido de un 24% de plomo.
Para intentar hacer de nuevo vidrio artístico y elevar la producción, los Marqueses de Villena, dueños de los hornos desde finales del siglo XVII, deciden traer a Antonio Ovando, conocedor de las técnicas artísticas extranjeras. Este maestro introdujo el laticinio, técnica veneciana muy apreciada decorativamente, que consiste en hilos de vidrio blanco lechoso insertados en el interior de la pieza. Sin embargo, esta innovación no fue suficiente para recuperar el antiguo esplendor, a lo que contribuiría que Ovando dedicara más esfuerzos a la fábrica de San Martín de Valdeiglesias, que también se encargó de dirigir.
En el siglo XVIII quedaban dos hornos que fabrican sólo vidrios de baja calidad y de uso utilitario. La faceta artística del vidrio siguió decayendo al igual que ocurrió con la mayo- ría de las industrias artísticas españolas, por la competencia que ofrecían las industrias extranjeras. El consumo de vidrio de Cadalso se limitó a la provincia de Madrid. Aunque los reyes tuvieron un afán proteccionista eximiéndolos de impuestos, a los extranjeros los defendían los diplomáticos.
El exceso de ornamentación, influencia de los hornos andaluces, no gustó. Por otra parte, en este momento se inicia con fuerza la producción de la Real Fábrica de La Granja donde se pusieron todas las expectativas y dinero, como única salida para disminuir las importaciones, y elevar la producción de la calidad, igualando a los países extranjeros.
La producción de los hornos de Cadalso tiene éxito en origen por la simplicidad de la decoración y de las formas. Muchas de éstas son tradicionales, y fueron anteriormente usadas por la orfebrería. Más tarde durante los siglos XVI al XVII se ven influídas por las venecianas, recibidas a través de Cataluña, donde se imitan fielmente, aunque las castellanas resultan menos aéreas que las italianas en las que simplemente se inspiran. Las tipologías se basan en la cerámica de la época, resultando piezas que formalmente recuerdan a las ya existentes, y estilísticamente están consideradas como producción a la façon de Venice.
tintero y muestra del cliente
Más tarde, el exceso de las influencias terminan con la originalidad de Cadalso, por lo que decae la producción de vidrio artístico y se restringe a la de uso doméstico. En el siglo XIX los hornos dejaron de trabajar, aunque se siguieran haciendo bombillas o vidrio plano para abastecer a un círculo muy reducido de la comarca.
Bombilla fabricada en Cadalso..(Funcionando actualmente)
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A través del asentamiento de las fábricas de vidriado que tuvo lugar durante el XVII en Cadalso de los vidrios es posible observar la implicación de la nobleza en esta actividad-en 1675 había tres hornos propiedad de los marqueses de Villena-y los efectos de la demanda de la Corte.En 1750 los dos hornos funcionaron durante siete meses al año y estaban en manos de sendas compañías de cuatro socios cada una, que tras adquirir las materias primas, renovar los medios de producción y los locales, y pagar a los trabajadores, aun obtenían beneficios que rondaban los 6.000 reales anuales. Por su parte, los productores eran 19 asalariados(maestros, oficiales, tomadores de vidrio y aprendices) que ya sólo se preocupaban de vender su mano de obra a esas compañías. El negocio debía marchar, pues esponjaba las relaciones con Madrid a través de un tráfico protagonizado por 55 arrieros-con 69 jumentos- que traían vidrio a través de un almacén de venta sito en la calle Mayor.A la altura de 1750 el mercado de Madrid era básico, pero conviene no olvidar que el vidrio de Cadalso se vendía ya en la centuria anterior en el principado de Cataluña.
Extraído del Blog de Toni Montón de su artículo fecha 25.11.09
y acompañado de fotos de Carlos A.
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