BON NADAL
MERRY CHRISTMAS
“¡Navidad! Cristo nace y llama a la puerta de todos los que olvidan lo urgente que es amar”
Los incansables rayos retornan a las profundidades. De nuevo, la negrura remata un día más de oscuridad y vacío. Un tono grisáceo en un cielo empolvado cubriendo un paisaje que ya no es campo
Ante nuestros ojos se yerguen infinitos mundos metálicos en infinitas bifurcaciones; mundo en el que el progreso es el supremo rey y la técnica su consorte y donde la más preciada criatura ha quedado postergada a ser una rueda más en el engranaje de la poderosa máquina que mueve todo el complejo ¡Pero aún se respira un olor humano!
Mucho ha cambiado este ser entre tanta computadora: un ente solitario, un ave de rapiña, un pozo sin fondo, un individualismo atroz, una ilusión que vegeta ¿Es ésta la plenitud humana? ¿Tanto se ha progresado?
¡No! Nada más lejos de lo que observamos en estas vidas egoístas y ciegas.
Con todo, el bendito e incansable sol sigue alumbrando sin faltar a su cita matutina. ¿Será que algún retazo de vida perseverará en la nada?
Uno de tantos habitáculos en uno de tantos lugares del antes azul planeta. Uno de tantos entes grupales, antes llamados familias, en uno de sus huecos existenciales, antes conocidos como simple rutina . Todos absortos delante de la pantalla y tragando las ultimas noticias: “La Guerra toma nuevas proporciones…” “Hambre en lejanas tierras…” “Otra epidemia…” “Más inventos…”. Un vocerío que sólo interrumpen anuncios acerca de cómo defender mejor sus casas, compren tal o cual artículo, mejoren su aspecto y belleza, ganen el concurso de turno… Después, para evadirse más si cabe, vendrán las películas intrascendentes con héroes de barro tan ficticios como la realidad misma. Nadie habla y cada uno tiende a sus adentros en un sueño que no es sueño, en un pensamiento que ya no es pensamiento.
¡Cuan lejos quedó aquel concepto de hogar de hace años..! Padres que se limitan a cumplir con los dictados mecánicos y ni el orgullo personal les mueve, pues todo está programado ¡Sociedad de modas y rencores, mundo práctico en el que son una carga el entrado en años y el infante!
En su rincón, el abuelo que sigue ensimismado en sus recuerdos ¡Lo único que le queda1 Sueña con un río y una embarcación que él mismo dirige a través de corrientes y rocas con una fuerza, ni él mismo sabe de donde procede, que le ayuda a salvar escollos en busca de un horizonte que es su propia muerte. A su lado, un pequeño humano enfrascado en sus juegos. Al punto, la mirada centenaria hace parada naviera y le contempla; entre arrugas se adivinan muecas primitivas de alegría.
Un almanaque, roído por el tiempo y botín rescatado de algún baúl, comienza a ser descuartizado en un infantil impulso. Al punto, una anciana mano detiene el inocente homicidio y rompiendo el protocolo imperante comienza a articular algo que interrumpe el largo y cortante silencio.
- ¡N... n... no...noo¡ ¡Esa no!
Sorpresa y unos ojos inocentes, igual que lo harían en nuestros días, le preguntan:
- ¿Por qué, abuelo?
Miradas rebeldes que se entrecruzan y saltan destellos del olvidado diálogo.
- ¿Pero es que no te has dado cuenta? ¡Es el 24 de diciembre!
Curiosidad, sorpresa y la puerta del entendimiento que al fin se abre.
- ¿Qué significa 24 de… qué?
Y aquél, en tono solemne, pronuncia:
- 24 de Diciembre
Toma aire, mira la techumbre y reclama:
- Pero, ¿es que nadie te ha hablado de esta fecha y lo mucho que significa para
nosotros? Verás... es una vieja historia tan antigua como la misma vida…
Se detiene, le cuesta articular pero el mismo eco le hace tomar nuevos bríos y comienza un relato al que una fuerza irresistible le arrastra
- Hace muchos años hubo una época en la que el hombre era hombre y no un
dispositivo más de la rueda. Se sentía orgulloso de ser libre y pensar; de ser poseedor de un cuerpo y un alma. Por medio de su parte física se proveía de sus necesidades materiales y aunque llegaba a equivocarse sabía que era libre en hacerlo. Pero lo más maravilloso era que su otra parte, mucho más poderosa e infinitamente sabia, le hacía entrever lo que estaba bien de lo que estaba mal…
- ¿Bien? ¿Mal? No entiendo ¿Qué quieren decir?
- El bien y el mal eran los dos extremos entre los que hacía equilibrios, vivía y
actuaba sabedor que entre ambos se encontraría a sí mismo. Y no era nada fácil, pues suponía ser el más fuerte de los guerreros en batallas súper galácticas consigo mismo.
- Ya, como ahora .Yo también quiero ser fuerte, ¿sabes? Así podré capitanear mi propia nave y vencer a las fuerzas oscuras.
- Sí, pero... a este soldado sólo le mantenía un ideal, una fe como la llamaban, una creencia en algo que estaría por encima de todo: un Dios. Ven, acércate.
Dubitativo y falto de práctica, nuestro infante se le acerca atraído por la curiosidad innata a las historias y leyendas.
- ¿Sabes que se está bien así?
Y tras una pausa cómplice vuelve el pequeño a interrogarle
- Pero dime ¿quién es ese Dios y donde vive?
- Mira, igual que yo estoy encima, y por encima mío está esa lámpara, más allá el techo y mucho más lejos las estrellas…allí está ese ser supremo y sólo hace falta creer que con él viviremos juntos y felices al final de todas las guerras y vicisitudes.
- ¿Y qué tiene que ver ese ser tan fantástico con esta hoja de papel que no me has dejado arrancar?
- En los años de los que te hablo, era una fecha memorable, unos días de júbilo en los que se conmemoraba el nacimiento del Hijo de Dios del que contaba.
- ¿Y quién era ese Hijo? Debería ser un alguien muy importante como para
ofrecerle todos un cumpleaños en su honor, ¿no?
- ¡Y tanto! En su calidad de Dios de los Hombres, nos envió a su propio Hijo para que se hiciera un humano más, sufriera como tal y hasta dejó que fuera blanco de todas las burlas y vejaciones para con ello hacernos entender con el ejemplo lo importante que es amar al que está a tu lado, más allá incluso de la muerte.
- ¡Qué historias te inventas ¡
- No hijo mío, es una larga historia más vieja que la vida misma e igual que yo te la estoy contando así me lo contó mi abuelito y a él el suyo y así hasta el más remoto de nuestros antepasados.
Y en este punto, el calor humano hace saltar la chispa: el tan ansiado abrazo del joven que embelesado por la historia se deja acurrucar en el regazo de aquel hombre que ha abierto su corazón. Ambos se recrean en el mágico candor y el muchacho que henchido de gozo levanta gozo candor
- ¡Hace falta que venga otra vez abuelo1 Por qué no ha continuando naciendo? No telo había contado pero ¿sabes que sueño?... Veo a papá contento y feliz, juega conmigo y hasta me hacía carantoñas; jugaba en la calle pues había eso que llamáis árboles y tenía amigos ; en la tele no había hambre ni guerras; mamá tenía tiempo y hasta me besaba…Y a ti abuelito, te veía cada vez más contento, hasta por morirte y todo…¿Sabes que te digo? ...Que lo buscaré ¡Sí! Y le diré que venga otra vez. Cuando lo encuentre lo haré mi amigo y se lo presentaré a todos. ¡Vendrá, seguro que lo hará! Algo me dice que me has dicho la verdad y que nos querremos todos mucho.
Se dibujan ahora rostros de felicidad. Fluye una nueva savia que la irradia. Dos corazones encontrados en otro y flamante inicio y la estancia que queda iluminada de un amanecer nuevo ¡Hasta el supremo astro parece haber mudado de aspecto contagiado de tan tierna escena!
Y en un rincón, amarillento y ya casi sin hojas, el viejo calendario de su dolor saca fuerzas de flaqueza para dibujar una sonrisa y al cielo se encomienda. Su última y casi única hazaña. La Navidad está a las puertas.
FRANCISCO TORRALBA LOPEZ
(Haciendo la mili allá por el 1978...)
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